Diario La Realidad Saharaui/DLRS, 22/06/2021
صحيفة الواقع الصحراوي
El Exconsejero de Seguridad Nacional de EEUU sin pelos en la lengua
cuando habla del Sahara Occidental y las trabas del régimen marroquí
John Bolton aclara muchas interrogantes sobre el chantaje marroquí y su
deriva al precipicio en su ocupación al Sahara Occidental
El periódico El Mundo en su edición del lunes 21 publica una interesante
entrevista con el que fuera Consejero de
Seguridad Nacional de los Estados Unidos en la administración republicana, el embajador
John Bolton, uno de los dirigentes norteamericano que se ha proclamado defensor
del derecho del pueblo saharaui a decidir su destino como excolonia que aún no
ha ejercido la autodeterminación contemplada en la Carta Magna de la ONU desde
1963, a través de su resolución 1514. Y así con este preámbulo El Mundo arranca
la entrevista:
John Bolton: "Marruecos no está favoreciendo a sus propios intereses
cuando actúa como lo ha hecho en Ceuta".
El ex consejero de Seguridad Nacional con Donald Trump defiende la
celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental:
"¿Quién es mejor para decidir su futuro que la gente que vive allí?".
(…) Bolton entró en el Gobierno de EEUU con Ronald Reagan, siguió con
George Bush 'padre', fue embajador en la ONU con George W. Bush, y consejero de
Seguridad Nacional con Donald Trump.
(…) Y, finalmente, por las frases. De muestra, este botón:
"Naciones Unidas no existe. Lo que existe es una comunidad internacional
que ocasionalmente puede ser liderada por la única potencia que queda en el
mundo, que es Estados Unidos, cuando conviene a nuestros intereses y cuando
podemos dejar a otros que vayan con nosotros".
(…) Y ahí, como en todo, Bolton ha llevado sus convicciones a los hechos,
hasta el punto de amenazar en 2018, cuando era consejero de Seguridad Nacional
con Trump, con el veto de EEUU a la continuación de Minurso, la misión de la
ONU en el Sahara Occidental, formada por 461 civiles y 245 militares, si
Marruecos y el Frente Polisario no progresaban en el sendero del referéndum. En
la política de Washington, fue un cambio radical pero breve, porque, poco
después, Bolton rompió con Trump y salió del Ejecutivo.
Pregunta.- ¿Cuál es la reacción de Marruecos en 2018 a su
amenaza de no renovar el mandato de Minurso?
Respuesta.- Tuve una reunión muy profesional con el entonces ministro de
Asuntos Exteriores de Marruecos en la que tocamos muchos temas, y, al acabar,
me dijo que le gustaría hablar conmigo a solas en mi despacho en la Casa
Blanca. Por supuesto accedí, y, cuando nos vimos, me dijo: "Mire, estamos
muy nerviosos con esto". Yo le dije que yo llevaba preocupándome
por lo que iba a pasar en el Sáhara Occidental desde hacía casi 30 años, y que,
aunque era posiblemente el problema más largo en el que había trabajado en toda
mi carrera, no me parecía que fuera un conflicto que tuviera que durar 30 años.
Soy un estadounidense con poca paciencia. Lo reconozco. Creo que no deberíamos
tener a esa pobre gente esperando un referéndum durante décadas. Quién sabe lo
que votarían. Tal vez, en favor de unirse a Marruecos.
P.- Bajo su presión, ambas partes empiezan a trabajar para la celebración
del referéndum. Pero entonces usted deja el Gabinete. ¿Qué pasa entonces en el
Gobierno de Trump?
R.-
Aparte de Jim Baker, del senador republicano por Oklahoma Jim Inhofe, y de mí,
no hay demasiada gente en puestos de relevancia en EEUU a los que les preocupe
mucho el Sáhara Occidental. Cuando me fui, el tema volvió al Departamento de
Estado, y nada cambió hasta que los marroquíes le dijeron a Jared Kushner [el
yerno y asesor de Donald Trump]: "Si quieres que reconozcamos a Israel,
vosotros tenéis que reconocer nuestras reivindicaciones sobre el Sáhara
Occidental". Kushner es, como Trump, un empresario inmobiliario, así que
respondió: "De acuerdo".
P.- ¿Cómo ve EEUU este conflicto? En España, a veces parece que lo
miramos con un cierto paternalismo típico de ex potencia colonial. En
Washington, sin embargo, no se ve como algo prioritario y, además, está el
condicionante de que, aunque Marruecos es un aliado muy estrecho, no se quiere
empeorar la relación con Argelia.
R.-
Yo no creo que EEUU le haya prestado la atención debida al Sáhara Occidental. Y
tampoco creo que a España le deba preocupar que la critiquen por ver el
conflicto con paternalismo. EEUU no tiene ex colonias, pero nuestra
preocupación por Filipinas o Liberia es legítima. Si España no hubiera sufrido
los problemas internos que tenía en 1975 [Franco estaba agonizando y había un
vacío de liderazgo], muy probablemente le hubiera dado al Sáhara Occidental la
independencia. Eso hace que en ese país exista una cierta responsabilidad en el
sentido de que "tenemos que arreglar esto". Y yo, la verdad, felicito
a España por ello.
Para EEUU, la estabilidad en el Noroeste de África es muy importante
fundamentalmente por las mismas razones que para Europa. No hay más que ver el
caos en Libia, que está generando oleadas de inmigración hacia el Norte del
Mediterráneo... Desde la perspectiva de EEUU, la estabilidad en la región es
crítica, y mientras haya asuntos sin resolver, es un factor de riesgo.
P.- El Sáhara ¿es uno de esos factores de riesgo?
R.-
No creo que hayamos visto el final del islamismo radical, y, aunque ése no es
un problema con el Polisario o con el pueblo saharaui, otros podrían tratar de
explotar esta disputa. Así que hay que saber lo que está en juego. No soy un
gran fan de Woodrow Wilson [el presidente estadounidense que abanderó el
derecho a la autodeterminación] pero de vez en cuando tienes que dejar a la
gente que vote acerca de qué estatus quieren tener. Las fronteras que hay en
África no les gustan a los africanos, porque son las que dejaron las potencias
coloniales, pero todos se dan cuenta de que, mientras las condiciones no sean
más propicias, las fronteras que heredaron con la independencia son las que van
a tener.
P.- Desde el punto de vista del realismo geoestratégico, ¿no es mejor
para EEUU dejar que Marruecos vaya anexionándose el Sáhara Occidental poco a
poco? Rabat es uno de los mayores aliados de EEUU, y, aunque no es una
democracia, tampoco es la peor autocracia de Oriente Próximo o de África. Si
Marruecos deja el Sáhara, acaso estemos dándole una puerta de salida al Océano
Atlántico al Estado Islámico.
R.-
Ésa es la solución fácil, la mentalidad que subyace a quienes dicen "¿por
qué EEUU debe defender a Taiwán de China?" Muchos en el Departamento de
Estado están de acuerdo con esa idea. Pero yo creo que es más complicado. La
cuestión del Sáhara Occidental es uno de los elementos que puede dar alas al
radicalismo en el Norte de África y acabar creando más problemas. Yo quiero que
haya una relación más normal y estable entre Marruecos y Argelia, y acabar con
la incertidumbre del Sáhara Occidental sería un gran avance en esa dirección. Y
un referéndum es perfecto para que todos salven la cara. Porque, con un
plebiscito, el perdedor -ya sea Marruecos, ya sea Argelia- puede presentarse
como un país que respeta la voluntad popular y las soluciones de la comunidad
internacional.
P.- Ha mencionado Argelia. En España siempre se olvida ese país al
analizar el conflicto. ¿Cómo hace EEUU para equilibrar la difícil relación
entre Marruecos y Argelia en este específico punto del Sáhara? ¿Es un problema
para ustedes?
R.-
Generalizando, podemos decir que EEUU presta más atención a Marruecos que a
Argelia. Yo creo que eso es un error. Aunque, como usted ha dicho, tenemos una
relación muy estrecha con Marruecos desde hace muchísimo, Argelia es un país
crítico, que ha sido una gran víctima de los ataques del terrorismo islámico
internacional. El peligro de terrorismo en el Norte de África y en el Sáhara es
muy grave, y los flujos de refugiados en Europa son una fuente de preocupación.
Lo hemos visto recientemente en Ceuta, donde ha quedado clara la presión que
usa Marruecos.
Recuerdo una vez que estaba con Jim Baker [el entonces mediador de la ONU
para el Sáhara y hombre de la máxima confianza de George Bush 'padre'] en el
despacho del rey Mohamed VI, y que, tras la mesa del monarca, había un mapa.
¡Usted debería ver aquel mapa! Marruecos incluía no solo el Sáhara Occidental,
sino, también, partes de Argelia y Mauritania... Si Marruecos centrara en su
potencial económico en vez de mantener este foco de inestabilidad, sería un
país más rico. Además, con la minúscula población que tendría, ¿cómo podría ser
un Sáhara Occidental independiente hostil hacia sus vecinos?
P.- Ha mencionado la crisis en Ceuta. ¿Cuál es su opinión tanto de la
actuación de Marruecos como de la de España?
R.-
Pasé por algo parecido en el Gobierno de George W. Bush, cuando el entonces
secretario de Estado Colin Powell estuvo una noche en vela con la ministra de
Asuntos Exteriores de España, Ana Palacio [por la ocupación del islote de
Perejil, en 2002]. Ése es un mecanismo por medio del cual Marruecos presiona
España y, por tanto, a toda la UE. Así no se hacen las cosas. Marruecos no está
favoreciendo sus intereses cuando hace eso o cuando retrasa el referéndum en el
Sáhara Occidental. En vez de eso, le vendría mucho mejor favorecer la inversión
extranjera y el comercio internacional.
P.- ¿Cómo se vinculó usted al Sáhara?
R.-
Tuve consciencia del conflicto por primera vez en 1991, en el Gobierno de Bush
'padre'. Fue justo después de la primera Guerra del Golfo contra Sadam Husein,
cuando pareció que había una oportunidad para que la ONU llevara a cabo un
referéndum en el Sáhara Occidental que diera a sus habitantes la posibilidad de
elegir básicamente entre la independencia y la unión con Marruecos. Parecía que
el acuerdo era bastante sencillo, porque ¿cuál es la dificultad de hacer un
referéndum para 90.000 votantes? Así que la Resolución para crear Minurso fue
aprobada rápidamente en la ONU [fue sancionada por unanimidad en el Consejo de
Seguridad]. Eso nos hizo pensar que el conflicto sería solucionado tal vez en
un año. Pero todo se atascó casi de inmediato porque los marroquíes no querían
un referéndum.
P.- ¿Ha cambiado su visión del problema?
R.-
No. El Sáhara Occidental es una ex colonia [de España] pero es también un
territorio sobre el que tienen reclamaciones territoriales Marruecos, Mauritana
y Argelia, y que ha vivido una considerable actividad militar. ¿Quién es mejor
para decidir su futuro que la gente que vive allí?
P.- Usted siguió involucrado con el conflicto tras la presidencia de
George Bush.
R.-
En 1997 trabajé durante seis u ocho meses para Jim Baker [secretario del Tesoro
con Reagan y de Estado con Bush, y el mayor confidente de ese presidente], que
era el enviado especial del secretario general de la ONU, Kofi Annan, para el
Sáhara Occidental. Cuando pensábamos que habíamos logrado que las partes
avanzaran hacia el referéndum, los marroquíes, de nuevo, bloquearon el
plebiscito. Mi punto de vista siempre ha sido que el referéndum es algo que
acordamos y que, por tanto, se debe celebrar. El nombre de la misión militar de
paz es Misión de la ONU para un Referéndum en el Sáhara Occidental. Si no va a
haber un referéndum, no hace falta una misión militar. De hecho, Minurso es,
para mí, un ejemplo claro de cómo la participación de la ONU en un conflicto no
lo resuelve, sino que lo extiende. Así que lo que pensé en 2018 fue: bueno, a
lo mejor con esto la gente despierta. Como parece que no va a haber un
referéndum, tampoco hace falta una fuerza de paz. Al final, el problema termina
en la puerta del Departamento de Estado, que piensa en buena medida como los
diplomáticos europeos, de modo que nunca pasa nada.
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