La
decisión de Estados Unidos de reconocer la soberanía marroquí sobre el
Sáhara Occidental, ha obligado a Rusia y a China desempeñar un papel más
firme en el norte de África.
Por Dylan Yachyshen en Fair Observer.

El
10 de diciembre de 2020, el entonces presidente de los Estados Unidos,
Donald Trump, reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara
Occidental, eludiendo un proceso de paz auspiciado por la ONU que duró
décadas, a cambio Marruecos acordó normalizar las relaciones con Israel.
El
acuerdo negociado por Estados Unidos va más allá de un simple quid pro
quo para los acuerdos de Abraham. Dicho acuerdo representa una inversión
estadounidense en un socio de seguridad al norte de África, que es
clave para la concepción de Washington de la competencia entre las
grandes potencias. La decisión de Trump acerca a Marruecos a Estados
Unidos y a la Unión Europea. También acerca a Rabat a las esferas de
influencia geopolítica de los Emiratos Árabes Unidos en África y al
mundo árabe en general. Al mismo tiempo, la decisión da cobertura a la
UE para consolidar aún más su alianza con Marruecos.
Sin
embargo, el regalo de Trump a Marruecos podría tener consecuencias
devastadoras. Argelia, el principal actor en la zona, podría profundizar
su relación con Rusia y China, aumentando su presencia en la región del
Magreb. La administración Biden está analizando los acuerdos firmados
por el presidente anterior, y la decisión relacionada con Marruecos
podrían plantearse reconsiderarla.
Confusión y calma:
A
finales de noviembre de 2020, EE. EU se comprometió a invertir 3 mil
millones de $ en Marruecos, a través de la Corporación Financiera de
Desarrollo, y designó al país como un centro regional para su programa
de comercio e inversión Prosper Africa. Un mes después, Estados
Unidos se comprometió a vender cuatro drones a Marruecos, lo que amplía
su capacidad de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR). Al
reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, asignar a
Marruecos más fondos para el desarrollo y proporcionar un mayor ISR,
Estados Unidos refuerza su alianza con Rabat ante la creciente amenaza
de China y Rusia.
A
su vez, una mayor estabilidad para Marruecos puede repercutir en todo
el litoral del Sáhara, un vacío para los terroristas y un objetivo
potencial de la intriga rusa. Las nuevas iniciativas de desarrollo de
EE. UU podrían amplificar las acciones marroquíes anteriores en la
región, como la entrega de paquetes de ayuda COVID-19 a Mauritania y
Burkina Faso en junio de 2020. La nueva capacidad de ISR también verá
una mayor interdicción de traficantes y terroristas, cuyos roles se
superponen progresivamente. Estas acciones no cambiarán de manera
decisiva la naturaleza del conflicto que asola la región del Sahel,
ubicada al sur del desierto del Sahara. Pero incluso las ganancias
marginales para la estabilidad marroquí disminuirían los vacíos de poder
que Rusia puede explotar con el Grupo Wagner, una compañía militar
privada que Moscú utiliza para avanzar subrepticiamente en su política
exterior.
Europa y el golfo pérsico:
La
decisión de Trump también proporciona cobertura política para que la UE
supere los obstáculos en su relación con Marruecos, que mantiene un
estatus avanzado bajo la Política Europea de Vecindad de la Unión. La
relación Bruselas-Rabat está plagada de disputas sobre si los productos
del Sáhara Occidental deberían estar bajo la jurisdicción del acuerdo de
libre comercio UE-Marruecos. Las sentencias de 2016 y 2018 del Tribunal
de Justicia de la Unión Europea dictaminaron que los acuerdos
comerciales y de pesca UE-Marruecos solo seguirían siendo válidos si
excluían las mercancías originarias del Sáhara Occidental, lo que
contradice el plan de autonomía marroquí para el territorio.
El
reconocimiento de Washington de la soberanía marroquí da cobertura
política a los estados europeos, incluida Francia, que se inclina hacia
el plan de autonomía. Las decisiones judiciales europeas no se derivan
de los decretos estadounidenses, pero si los estados miembros clave de
la UE cambiaran su postura sobre el Sáhara Occidental, la base legal de
las sentencias judiciales anteriores también podría diferir. De ser así,
al igual que EE. UU., la Unión Europea se vería atraída más hacia
Marruecos, presagiando nuevas iniciativas que se alinean con el interés
europeo de Marruecos como exportador de estabilidad.
En
el Golfo pérsico, el reconocimiento de Washington de la soberanía
marroquí empuja a Rabat y Abu Dhabi a alinearse más. Esto continuaría su
acercamiento después de las tensiones anteriores, que surgieron de la
negativa de Marruecos a respaldar el bloqueo de Qatar liderado por
Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos entre 2017 y 2021. Para
castigar a Marruecos por su neutralidad, en 2018, los Emiratos Árabes
Unidos y Arabia Saudita votaron en contra del intento de Marruecos de
albergar la Copa Mundial de la FIFA 2026.
Sin
embargo, en octubre de 2020, los Emiratos Árabes Unidos abrieron un
consulado en El Aaiún en el Sáhara Occidental, que en ese momento no
estaba reconocido como territorio marroquí por los EE. UU. Este fue un
gesto simbólico importante, dado que los Emiratos Árabes Unidos fue el
primer estado árabe en hacerlo. Las acciones de los Emiratos Árabes
Unidos que favorecen a Marruecos se producen en medio del deterioro de
las relaciones entre Emiratos y Argelia, ya que Abu Dhabi está
descontento con el supuesto apoyo de Argelia a Turquía o, según los
Emiratos Árabes Unidos, "grupos de presión anti-emiratíes en la región".
El hecho de que los Emiratos Árabes Unidos estén fortaleciendo los
lazos con Marruecos mientras Arabia Saudita no hace tales propuestas
podría presagiar los intentos de los emiratíes de construir una nueva
coalición intra-sunita.
Rusia y China:
Los
rivales estadounidenses han adoptado posturas menos dóciles. Rusia ya
ha condenado el reconocimiento de Washington de la soberanía marroquí
sobre el Sáhara Occidental. En consecuencia, la decisión de Estados
Unidos da a Rusia y China una excusa para aumentar la seguridad y la
cooperación económica con los argelinos. Como un aliado importante para
el Frente Polisario, un movimiento de liberación que busca la
independencia del Sáhara Occidental, Argelia está molesta por la
victoria diplomática que Marruecos obtuvo en el reconocimiento de
Estados Unidos de la soberanía marroquí del territorio.
Para
equilibrar la victoria diplomática de Rabat, Argel podría invitar a
tropas rusas al Sahel bajo la apariencia de operaciones antiterroristas.
Argelia es uno de los mayores clientes de armas de Rusia, y China ya ha
comprometido miles de millones en fosfatos en el este del país. A la
luz de la medida de Estados Unidos, ambas relaciones podrían
desarrollarse aún más.
El
aumento de la actividad rusa y china en Argelia también disminuiría los
avances realizados en términos de estabilidad en el Sahel. Imprevisto
por Trump, Rusia también puede citar el reconocimiento de Estados Unidos
de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental como justificación
para su anexión en 2014 de Crimea, que es oficialmente parte de Ucrania.
Es posible que Estados Unidos haya mejorado los lazos con Marruecos,
pero al hacerlo, empujó a Argelia, otro gigante del norte de África,
firmemente a una esfera de influencia rusa y china, y proporcionó a
Rusia una justificación para sus invasiones.
La nueva administración de EE. UU:
La
administración Biden ya ha declarado su apoyo a los Acuerdos de
Abraham, un término utilizado para los acuerdos de paz que Israel firmó
con los Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Bahréin en 2020. Sin
embargo, en respuesta a una pregunta sobre el reconocimiento
estadounidense del Sáhara Occidental, el secretario de Estado Antony
Blinken dijo; "También estamos tratando de asegurarnos de tener un
conocimiento completo de cualquier compromiso que se haya hecho para
asegurar esos acuerdos".
El
27 de enero de 2021, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden,
congeló la venta del F-35 prometidos por Trump a los Emiratos Árabes
Unidos, pendiente de revisión. Muchos consideraron la venta del F-35
como una trampa que Trump tendió a los Emiratos Árabes Unidos. La
congelación no requiere la revocación de la venta, pero indica la
determinación de Biden de analizar las contrapartidas que acompañan a
los Acuerdos de Abraham. Una vez que EE. UU alcance “un entendimiento completo de cualquier compromiso”, continuará o retirará el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.
Si
la administración Biden continúa reconociendo el Sáhara Occidental,
Blinken probablemente trabajaría a través de un marco internacional en
las Naciones Unidas para lograr un mayor apoyo a la decisión unilateral
de Washington, ya que Estados Unidos es el único estado que reconoce la
soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Si los estados de la UE
se inclinan hacia el plan de autonomía marroquí, la administración Biden
encontrará en algunos la cobertura política necesaria (Francia y
España).
Estados
Unidos también puede retirar el reconocimiento de la soberanía marroquí
sobre el Sáhara Occidental. Esta acción vería a la Casa Blanca
realinearse con el proceso de paz patrocinado por la ONU y el derecho
internacional. Potencialmente, un regreso de Estados Unidos al no
reconocimiento revitalizaría los esfuerzos hacia un verdadero plan de
autonomía. En este caso, Marruecos retiraría su reconocimiento de Israel
y las relaciones de Estados Unidos con Marruecos se enfriarían. Aunque
Estados Unidos y Marruecos seguirían siendo socios importantes, los
marroquíes se sentirían traicionados por esta decisión y potencialmente
se alinearían más estrechamente con Rusia y China para castigar a los
estadounidenses. Además, el Frente Polisario también encontraría una
nueva oportunidad de alguna forma para seguir reivindicando la
autodeterminación del pueblo saharaui.
Independientemente
de las acciones de la administración Biden, Trump eludió descaradamente
un proceso de paz patrocinado por la ONU y le dio a Marruecos una carta
blanca para implementar su plan de autonomía. Sin embargo, la sed de
Trump por victorias diplomáticas hizo que su administración viera el
Sáhara Occidental a través de una lente transaccional, ofuscando una
solución internacional legítima y potencialmente invitando a nuevas
actividades rusas y chinas.
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