Redacción Taleb Alisalem/ECS
Los baúles del retorno
Su
tamaño era realmente grande en comparación con un simple baúl o caja, se
podían
ver fácilmente en cada jaima, en cada hogar en los campamentos de
refugiados
Saharauis, generalmente se encontraban colocados fuera de la estancia o
en algún rincón del patio. Algunos eran de madera, otros de metal pero
el tamaño era el mismo. De pequeño
siempre me pregunté para que servían esos baúles, pero sobre todo, ¿por
qué ese
nombre tan peculiar? Por qué los llamaban baúles del retorno (en
hassanía: Sandug
el Auda).
Todo
empezó aquel noviembre del setenta y cinco cuando los Saharauis se vieron obligados
a abandonar sus casas dejando atrás su tierra y huir de la invasión marroquí
que bombardeaba sin perdón ni compasión todo aquel que pareciese Saharaui,
queriendo así eliminar cualquier tipo de resistencia que pudiera impedir el
avance de sus tropas que invadían el territorio del Sahara Occidental de una
forma tan acelerada como ilegal. Los Saharauis huían hacia Argelia, buscando
refugio: esperando justicia.
Los que
llegaban a Tinduf, sur de Argelia, se contaban en miles. Un verdadero drama
humanitario ya que muchos de aquellos Saharauis que llegaron al sur de Argelia como
refugiados, llegaban sin parte de su familia que falleció en el camino víctimas
de algún bombardeo de cazas marroquíes o por la dureza de la huida en la
naturaleza de un desierto. Algunos ni siquiera tuvieron tiempo de salir de las ciudades
Saharauis ya asediadas por el ejército marroquí, otros simplemente decidiron
quedarse y asumir su destino.
A Tinduf,
no paraban de llegar refugiados Saharauis, -“creíamos que en cuestión de días, semanas
como mucho, todo estaría solucionado y que volveríamos a nuestras casas y
ciudades en el Sahara. Pensamos que el mundo no podía permitir algo así, una
injusticia tan grande. Pensábamos que alguien les pararía y que volveríamos a
casa. Solo era cuestión de días…” me cuenta mi tía Ahjabuha, ella llegó al sur
de Argelia como refugiada teniendo 28 años y una hija, hoy tiene 73 años sigue
siendo refugiada y perdió a su hija por una epidemia, Ahjabuha todavía no ha vuelto
a casa, lo que parecía una injusticia tan grande que el mundo solucionaría en días,
tal vez semanas, hoy cuarenta y cinco años después sigue sin solucionarse.
En
el
año 1992 parece que por fin, Marruecos accede a la realización de un
referéndum
en el Sahara Occidental bajo supervisión de la ONU donde los Saharauis
podían
elegir libremente si querían formar parte de Marruecos o ser un estado
independiente. La ONU inició su plan de censo de la población Saharaui
con
derecho a votar en este referéndum, ya sea en los campamentos de
refugiados o
en los territorios ya ocupados por Marruecos. La alegría entre los
Saharauis
refugiados se hizo muy visible, - por fin! Por fin volveremos a casa-
decían medio
aliviados. Los organizadores del referéndum junto a las autoridades
Saharauis dieron
una serie de indicaciones, pues ya se sabia de sobra que el referéndum
significaba independencia y retirada de Marruecos de los territorios
Saharauis que invadía, y eso significaba el retorno de los refugiados
saharauis a sus ciudades y hogares tras muchos años, dejando atrás esos
campamentos al sur de Argelia. Las indicaciones que se dieron fueron en
relación al traslado y logística para el retorno al Sahara Occidental.
Cada familia
tenía derecho a un baúl, por lo que se le pidió a cada familia refugiada
fabricar un baúl de grandes dimensiones donde toda la familia ponga sus
pertenencias y objetos de valor que quieran llevarse a su casa, a su
Sahara. El regreso estaba mas cerca que nunca.
Se fabricaron
los baúles del retorno, había baúles, pero no hubo retorno.
Finalmente,
Marruecos viendo que el referéndum significaba independencia del Sahara
Occidental puesto que toda la población saharaui votaría que SI de forma
arrasante apostando por su propio estado, y viendo que sus sobornos y trabajos
de mafia Italiana no sirvieron para falsificar los resultados del referéndum,
Marruecos se retractó y rechazó la realización de cualquier consulta.
Si hoy
mismo te das una vuelta por los campamentos de refugiados Saharauis verás muchos
de estos baúles desgastados por el tiempo, algunos rotos y otros simplemente ya
no están. Verás esos baúles inertes, presos de una triste realidad. Los verás
como símbolo de resistencia, los verás como restos de un sueño y si te acercas
tal vez te cuenten bellas historias, tal vez te digan que en su interior todavía
albergan sueños de ser: BAULES DEL RETORNO.
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