El
 cierre de fronteras mundial provocada por la pandemia impide la llegada
 de ayuda humanitaria, que es básica, para la supervivencia de los miles
 de refugiados saharauis que viven en los campamentos del desierto, en 
Tinduf (Argelia)
El Covid-19, está provocando ya una crisis económica y social 
sin precedentes. Si esto va a provocar un gran impacto y nefastas 
consecuencias en los países más desarrollados como Italia o el Estado 
español, imaginemos en los millones de refugiados que malviven en 
diferentes campamentos.
Como denuncia el diario digital 
Ecsaharaui.com,
 esto es evidente en el caso de los campamentos saharauis. Este medio, 
especializado en noticias relacionadas con la causa saharaui, explica en
 su artículo como la pandemia actual está empeorando notablemente las ya
 nefastas condiciones de vida en estos lugares.
Sin enfermos por el virus, pero con gran escasez de agua, alimentos y recursos sanitarios
Según afirma el Ministerio de Salud Pública de la República Saharaui 
Democrática (RASD), que es la que lleva la administración en los campos 
de refugiados de Tinduf, no se ha registrado en los mismos ningún caso 
positivo por Covid-19.
Sin embargo, por precaución decidieron a mediados de marzo como la 
mayoría de los países, introducir un régimen de alerta máxima debido a 
la amenaza de propagación. Este confinamiento total de la población 
residente en los campamentos todavía se mantiene.
Al igual que ocurre en el resto del mundo, son muchas las iniciativas
 solidarias que intentan cubrir la falta de recursos sanitarios. Un 
grupo de médicos saharauis están fabricando, en la medida de lo posible,
 geles desinfectantes para repartir a la población, los bomberos 
continúan desinfectando a las regiones, etc.
No obstante, como denuncian los sanitarios de estas zonas, la 
situación actual en los hospitales es de total desabastecimiento. No 
solo faltan medicamentos de primera necesidad sino también material 
básico como son gasas, suero fisiológico y otros equipos.
Por desgracia este material sanitario no es lo único que esta 
empezado a faltar en los campamentos. Hay que tener en cuenta que la 
mayoría de las 170.000 personas que viven en estos cinco campamentos de 
refugiados y refugiadas del sur de Argelia, viven de la ayuda 
humanitaria que diversos organismos, ONG o personas individuales, llevan
 a los mismos.
Ante el cierre de fronteras mundial por la pandemia, esta ayuda ha 
dejado prácticamente de llegar, y esto está provocando una gran escasez 
de estos alimentos y productos básicos.
Un habitante de El Aiun, uno de los campamentos más afectados ya que 
es el único de los cinco que no tiene agua ni electricidad a diferencia 
de los otros campos de refugiados, describe claramente la situación 
cuando afirma que "Las condiciones de vida son duras en estos días. La 
mayoría de nuestra población ya no tiene el precario trabajo que tenía, y
 seguimos sin agua potable, mientras dependemos totalmente de la ayuda 
internacional externa para subsistir, pero no llega. Aquí en este 
campamento dos tercios de las mujeres sufren de anemia y un tercio de 
los niños sufre de desnutrición crónica”. Por último se lamenta que “Por
 culpa del virus los jóvenes ya no tienen trabajo en las wilayas 
vecinas”.
La situación en el resto de los campamentos no es mucho mejor. Smara,
 el más poblado, también es el más afectado por la falta de agua potable
 y la falta de los alimentos básicos. Las autoridades locales intentan 
paliar esta dramática situación, pero la crisis es mucho más superior 
que sus posibilidades.
Marruecos aprovecha el virus para seguir expoliando al pueblo
 saharaui con la complicidad del Estado español y el resto de las 
potencias mundiales
A todas estas desgracias, se suma que Marruecos sigue explotando y 
robando, como lleva haciendo más de 40 años, los recursos minerales y 
pesqueros del pueblo saharaui. Todo esto a pesar de la pandemia y 
poniendo con ello en grave peligro a la población saharaui.
Como denunciaba hace dos días el activista de derechos humanos, Hmad Hammad, en declaraciones a la web 
Por un Sahara libre,
  “La semana pasada, en plena cuarentena del Covid-19, un grupo de 
colonos marroquíes partieron en autobuses desde la ciudad marroquí de 
Sauira atravesando la frontera internacional del Sáhara Occidental. Este
 vergonzoso acto, que supone un atropello a la humanidad, se hizo bajo 
secreto de Estado. Los autobuses pudieron atravesar todos los controles 
tanto de la gendarmería como los puestos policiales, el destino de esos 
hombres era trabajar en los barcos pertenecientes a un rico colono 
marroquí.”.
Se lamenta que: “Mientras los saharauis están respetando 
escrupulosamente todas las medidas de contención del covid 19, 
Marruecos, sin embargo, no cumple sus propias leyes, ni las leyes 
internacionales, introduciendo a personas sin ninguna medida sanitaria 
en el territorio ocupado del Sáhara Occidental. Los marineros siguen 
llegando desde Marruecos a las ciudades saharauis, siendo esta una 
prueba más de la negación del empleo a los ciudadanos saharauis, 
situación denunciada continuamente”.
Finalmente dice con desesperación que: “Necesitamos protección 
urgentemente, ya que Marruecos está utilizando el coronavirus como arma 
para combatir al pueblo saharaui en el Sáhara Occidental. No nos 
respetan, no respetan nuestra cultura, no respetan nuestra salud ni 
respetan nuestro derecho de existir y de decidir nuestro futuro como 
país independiente sobre todo nuestro territorio nacional”.
No abandonaremos al pueblo saharaui. Por su autodeterminación ya
Para que acabe esta gran tragedia, que dura más de 40 años y que 
crisis como la actual no hace más que agravar, nada se puede esperar de 
los distintos gobiernos árabes y de los países imperialistas.
Empezado por el Estado español en el que todos los partidos y 
gobiernos, incluido el actual de PSOE y Unidas Podemos, han mantenido un
 “consenso de Régimen” de abandono de la causa saharaui. Aunque 
formalmente siempre se han manifestado a favor de la realización de un 
referéndum de autodeterminación, en los hechos siempre han hecho bloque 
con la monarquía española, gran aliada junto al resto de potencias 
imperialistas de la UE y EE.UU, de la salvaje y absolutista monarquía 
marroquí.
Una posición que ha permitido que empresas españolas puedan seguir 
participando del expolio de los recursos del Sáhara Occidental, muy 
especialmente sus ricos bancos de pesca o la arena empleada para la 
ampliación o restauración de playas.
Por todo ello, el único camino sigue siendo la lucha del pueblo 
saharaui contra el ocupante y la solidaridad internacionalista del resto
 de los trabajadores y pueblos de África y Europa, empezando por el 
proletariado marroquí que también sufre la dictadura de Mohamed VI y los
 trabajadores del Estado español y del resto de las potencias que son 
cómplices de la ocupación.
 
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