TOMADO DE AmalEsperanza
Hace apenas unas semanas partía desde El Puerto el camión de la Caravana Solidaria 2020, rumbo a los campamentos refugiados saharauis. No llegará en la fecha prevista. El camión está retenido en Alicante, sine die, por el estado de alarma decretado en todo el país.
Por el bien común nos quedamos en casa. El país se paraliza, aunque a medias, intentando frenar la curva y salir así cuanto antes de esta pandemia que ha puesto de relieve lo mejor, y también lo peor, de nuestra sociedad.
Son tiempos raros, de congoja, de desasosiego. De echarnos de menos en los encuentros más cercanos. Son tiempos de suspiros e impotencia que debemos, sin embargo, aprovechar al máximo.
Nuestros hermanos y nuestras hermanas saharauis conocen bien el significado de la palabra paciencia. Esa palabra que ahora se repite tanto, como un mantra, para afrontar un confinamiento temporal que, aun siendo lo responsable, nos coarta nuestras libertades de acción y movimiento.
En los campamentos refugiados saharauis siguen de cerca la situación en España. Aislados, en el desierto del desierto de Argelia. De momento no hay casos detectados de coronavirus en Tinduf, pero ante el alcance de la pandemia mundial y lo que pudiera suponer la llegada del virus a los asentamientos refugiados el gobierno de la RASD ya ha comenzado a tomar medidas de prevención.
Las recomendaciones son las mismas. Quedarse en las jaimas y en las casas de adobe levantadas sobre la arena del desierto; evitar desplazamientos entre las distintas wilayas y pese a la precariedad de recursos ya se están adecuando salas sanitarias aisladas en cuartos de adobe con apenas mantas y sin equipos sanitarios, por si fueran necesarias. Las autoridades del Frente Polisario y del gobierno saharaui saben que si el virus llegara a los campamentos las consecuencias podrían ser un auténtico desastre para una población refugiada que sigue dependiendo de las ayudas humanitarias, mermadas en las últimas décadas y paralizadas ahora por la crisis sanitaria. Allí no hay producción propia, no hay recursos, no hay medicamentos. Las comisiones médicas y los vuelos de cooperantes que estaban previsto para estos meses han sido cancelados. Y el desconcierto se incrementa conforme va pasando el tiempo.
Durante estos días de confinamiento, en España, nuestro pueblo ha recibido muestras de cariño, apoyo y solidaridad de refugiados y refugiadas saharauis que nos alientan a ganar esta batalla.
El abrazo devuelto del pueblo saharaui no solo nos proporciona sentimientos y emociones de alegría o esperanza, también nos ha trasladado un auténtico siroco de resistencia. La de todo un pueblo que, desde el desierto, necesita que el movimiento pro solidario logre reinventar su cooperación en tiempos de confinamiento y alarma sanitaria.
Y en Amal Esperanza ya estamos en esas. En reinventar la cooperación, de la mano del pueblo hermano, y construir con todo el movimiento solidario una caja de resistencia que permita continuar con los proyectos sociales en los campamentos refugiados.
Porque una vez que hayamos superado juntas y juntos la crisis sanitaria deberemos tener trazado ya todo un plan de acción para fortalecer la supervivencia del pueblo saharaui.
VIVA EL SÁHARA LIBRE
Comentarios
Publicar un comentario