El Presidente de la República felicita a su homólogo ecuatoriano por el 213 aniversario de la independencia de su país SPS Bir Lehlu (República Saharaui), 10 de agosto de 2022 (SPS) – El Presidente de la República y Secretario General del Frente POLISARIO, Sr. Brahim Ghali, felicitó este miércoles a su homólogo ecuatoriano, Guillermo Laso Mendoza, con motivo del 213 aniversario del primer grito de independencia de la República del Ecuador, que coincidió con el 10 de agosto de 1809. En la carta de felicitación a su homólogo ecuatoriano, el Presidente de la República expresó “sus más sinceras felicitaciones, en nombre del pueblo y del gobierno de la República Saharaui, al hermano gobierno y pueblo del Ecuador, con motivo del 213 aniversario de la independencia”. “Este hecho histórico llevado a cabo por el valiente pueblo ecuatoriano, permitió sembrar las semillas de la liberación y emancipación en América Latina, así como el cumplimiento del sueño ...
¿Retorno a los Años de Plomo? Represión en el Sahara Occidental y Marruecos
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Por: Kurt Scheel S. y Jorge A. Suárez Saponaro. Especial para Diario El Minuto
Represión en el Sahara Occidental y Marruecos
Marruecos.
Reinado de Hassan II (1960-1999). El Estado marroquí se enfrenta al
ascenso del autoritarismo caracterizado por una represión brutal y
sistemática contra todos aquellos actos y personas que el Majzén y la
monarquía considerasen hostiles y contrarios a sus intereses.
Por: Kurt Scheel S. y Jorge A. Suárez Saponaro. Especial para Diario El Minuto
Luego de
combatir la gravitante censura por parte de los sucedáneos políticos del
Estado marroquí en el período posterior al año 1999, los Años de Plomo
se presentan en la actualidad como un llamado al recuerdo. Llamado que
tiene por mayor objeto el prevenir la reiteración de crímenes de Estado y
patentes violaciones a los Derechos Humanos en Marruecos.
En
cuanto España salió del Sáhara, Marruecos se apoderó de él e incluso
llegó a atacar con napalm a los saharauis que huían por el desierto.
En un
informe titulado “Sahara Occidental, un desierto para el periodismo”,
Reporteros Sin Fronteras denuncia la responsabilidad de la prensa
internacional, y en especial de los medios españoles y franceses, en el
silencio que ha sepultado al Sahara Occidental durante más de 40 años.
Crítica que compartimos y desde esta tribuna, acogemos, haciendo patente
en el presente artículo cómo los hechos del Siglo XXI se acercan
peligrosamente a lo que, en sus inicios, fueron los Años de Plomo y en
lo particular, la forma en que se ha oprimido al Pueblo Saharaui de
manera histórica y sistemática por parte del Estado marroquí. ¿Estamos
frente a un retorno a los Años de Plomo?
Actualmente,
el Pueblo Saharaui vive dividido entre el campo de refugiados en Tinduf
(Argelia) y el territorio del Sahara, que es detentado, en parte por
Marruecos desde 1975, correspondiendo el otro sector, a las llamadas
zonas liberadas controladas por la República Árabe Saharaui
Democrática/Frente Polisario.
La
Constitución del Reino de Marruecos se vuelve, para estos efectos, en un
mero papel contenedor de expectativas frente al continuo abandono del
Pueblo Saharaui en las zonas ocupadas, considerados forzosamente
súbditos del Majzén.
Marruecos
ha intentando imponer la idea de que los saharauis en las zonas
ocupadas son ciudadanos marroquíes, a pesar de que esta tesitura es
contraria a derecho. Los saharauis que quisieron ampararse en la ley
marroquí han tenido una suerte generalmente adversa, quedando en
evidencia que son ciudadanos de segunda clase.
En la
Constitución del Reino de Marruecos, podemos observar el artículo 5,
señalando que todos los marroquíes son iguales ante la ley, o lo
dispuesto por el artículo 9, que prescribe que la Constitución garantiza
a todos los ciudadanos la libertad de opinión, la libertad de expresión
bajo todas sus formas y la libertad de reunión, junto a la libertad de
asociación. Un breve ejemplo de la amplitud de derechos que han sido
continuamente negados de forma inexcusable al Pueblo Saharaui en las
zonas ocupadas.
Para
Marruecos, a pesar de no ser reconocido internacionalmente, estos son
teóricamente ciudadanos de dicho Estado. Aquí, cabe destacar que la
anexión de un territorio es un crimen internacional. Pero esto demuestra
que la Constitución marroquí, además de ser letra muerta para los
saharauis, a quienes el gobierno de Rabat dice proteger, también lo es
para el resto de los ciudadanos marroquíes, siendo prueba de ello la
represión sobre las poblaciones bereberes del Rif.
La lógica
que se aplica a los saharauis en materia de represión se extiende no
solo en las zonas detentadas por Marruecos, sino al país alauita, tal
vez con menos rigor, dado que esta se aplica de modo levemente más
sutil, pero que cada tanto se muestra con gran dureza como en las
manifestaciones del Rif, entre 2019-2017. Empero, se sabe que los “ojos” y “oídos” del régimen del Majzén se encuentran presentes a toda hora.
El Sahara
Occidental es, según Naciones Unidas, un territorio pendiente de
descolonización, pero esta es una cuestión prácticamente intocable para
la monarquía. Recordemos al lector que cualquiera que en Marruecos
cuestione los presuntos derechos de este país sobre el Sahara
Occidental, es pasible de prisión, dado que en el Código Penal existe
una figura
que
sanciona así a aquellos que cuestionen la “soberanía e integridad
nacional”. En esa línea, no hay que olvidar que la explotación de los
recursos naturales del Sahara (esencialmente los fosfatos y la pesca) lo vuelven un territorio fundamentalmente atractivo para las potencias extranjeras.
Bajo esta
línea, la concentración de los medios locales (e incluso,
internacionales) en manos de la monarquía y el desviacionismo a través
de los debates sobre relaciones internacionales, han provocado una
tendencia ha opacar por completo la lucha del Pueblo Saharui. Los
organismos internacionales, bajo esta perspectiva, han fracasado
rotundamente en solucionar el conflicto.
La
inmensa cantidad de crímenes y violaciones a los Derechos Humanos nos
hacen prever, salvo una pronta actuación mancomunada de organismos
internacionales, apoyados por una prensa libre, unos nuevos Años de
Plomo.
La represión a manifestaciones públicas, como el caso del Campamento
de Gdeim Izik, graves atropellos contra los activistas juzgados por
tribunales militares, patentes violaciones de Derechos Civiles, seguido
por la represión constante a las manifestaciones que exigen desde la
liberación de presos políticos, los reclamos de independencia,
la falta de trabajo para la población saharaui, en una estrategia del
ocupante con el fin de empobrecer y marginar al pueblo saharaui en los
territorios ocupados, entre otros, son graves transgresiones a la
Convención de Ginebra y al Derecho Internacional.
En 2016,
Marruecos se vio sacudido por manifestaciones en el Rif, poblado por
bereberes, quienes hace décadas sufren de atraso económico y
discriminación cultural. Históricamente, esta región ha tenido una
identidad propia, sus pretensiones autonomistas fueron objeto de una
dura represión en los años 60’s. La respuesta fue una dura
opresión y la condena de los líderes rifeños Zefzafi, Mustafá Ahamyik,
Wasim al Bustati y Samir Ighir a veinte años por atentar contra la
seguridad interna del Estado, además de otros delitos como rebelión y
participación en protestas ilegales. El diario La Vanguardia
señaló en su momento, allá por el 2017: Ninguno de los procesados
resultó absuelto, y las condenas, además de los cuatro casos más graves,
oscilaron entre los 15 años (cuatro personas), diez años (siete
personas, entre ellos el cabecilla Mohamed Yalul), cinco años (diez),
tres años (ocho), dos años (diecinueve), un año (uno) y un último,
condenado a una multa de 5.000 dirhams (unos 450 euros). El proceso
estuvo cargado de vicios. Los defensores denunciaron que tuvieron muchas
restricciones y los acusados no pudieron estar presentes en el dictado
de las sentencias.
La región
del Rif, dividida administrativamente en dos regiones, Nador y
Alhucemas, no se benefician en nada de la zona cercana de Tánger, sino
más bien esta es tierra de gente que emigra, pobreza, olvido y también
de tráfico de drogas. Una vez más, como en 1984, donde Hassan II trató a
la población que protestaba por la miseria y olvido del gobierno de
chusma, el gobierno marroquí volvió a responder con violencia ante las
protestas. Mientras que el mundo mira hacia otro lado.
La
prestigiosa ONG Amnistía Internacional, en este año 2019, denunció
recientemente cinco casos de periodistas condenados a prisión en el
marco del ejercicio de su profesión. El clima de violación a los
derechos humanos se extiende a los inmigrantes que buscan cruzar al lado
europeo. Es sabido que la inmigración ilegal es un mecanismo de presión
que tiene Marruecos para obtener beneficios de la UE.
Médicos
Sin Fronteras dejó de operar en el país magrebí por la falta de
garantías, por la propia situación de los migrantes. Una prestigiosa ONG
de Derechos Humanos, señaló en su momento: Human Rights Watch ha
documentado casos en que policías marroquíes golpearon a estos
migrantes, los despojaron de sus escasas pertenencias, quemaron sus
precarias residencias y los expulsaron del país sin cumplir los
requisitos del debido proceso. En distintos informes siempre hablan de
palizas a migrantes y maltratos. Esta es ya una materia recurrente.
La
“modernidad” de Marruecos también está reflejada por el matrimonio
infantil. Aproximadamente un 16% de las adolescentes que contraen
matrimonio en Marruecos lo hacen por debajo de la edad legal de 18 años,
en comparación con no más del 3 por ciento en Argelia y Túnez, que
tienen la misma edad mínima para las mujeres
La
Fiscalía General instó a tribunales a impedir matrimonios con menores de
edad, pero poco o nada se ha hecho al respecto. Sin embargo, la
situación es sumamente grave y en 2018, diversos medios hablaron de un
incremento del 50%. En las áreas rurales y zonas alejadas es muy
frecuente este tipo de situaciones.
La falta
de libertades se traduce en materia religiosa. En abril de 2019, la
agencia EFE publicó la noticia de un ciudadano marroquí detenido por
proselitismo religioso, o sea, por tener el evangelio y material
religioso en su poder. Finalmente, luego de 24 horas, fue liberado por
la policía. Según el artículo 220 del Código Penal marroquí, se condena a
penas de seis meses a tres años a quien emplee cualquier medio de
seducción para quebrantar la fe de un musulmán o tratar de convertirlo a
otra religión.
¡Esta es la modernidad de Marruecos!
La minoría judía es mas o menos respetada, por razones políticas del
régimen. En 2010, Marruecos expulsó a una veintena de cristianos. El
diario El País, en su momento decía “La decisión del Ministerio del
Interior obliga además, en la práctica, a cerrar el orfanato Village of
Hope de Ain Leuh, en la cordillera del Atlas, en el que había 33 niños
atendidos por 16 evangélicos, todos ellos expulsados.
El
centro llevaba diez años funcionando y sus huéspedes mayores tenían esa
edad. Se sometía a las inspecciones de la Administración. Asimismo, el
citado periódico español decía: Todos estos cristianos son culpables de
intentar “quebrantar la fe de los musulmanes”, según
señala un comunicado del Ministerio del Interior, difundido el lunes por
la noche. A aquellos que regentaban el orfanato, se les reprocha además
de “so pretexto de beneficencia, dedicarse también a hacer proselitismo de niños de corta edad”.
La “modernidad marroquí”.
Los
lobbistas del régimen generalmente intentan mostrar a Marruecos como una
“isla de modernidad” en el aspecto institucional. Sin embargo, esta
sigue siendo una monarquía autoritaria, donde el rey tiene los resortes
del poder. Hemos visto la cuestión de los migrantes, el trato que tienen
y las fuertes denuncias que pesan sobre el país, pero que a fin de
cuentas, a cambio de generosos fondos europeos, el régimen funcionaría
en teoría como “muro de contención”. Sabemos que opera de distinta manera. Luego viene el drama saharaui, silenciado por los grandes medios de comunicación.
En este conflicto, Marruecos actúa como “agente”
de intereses más poderosos, y se valen del régimen para el expolio de
los recursos naturales de las zonas ocupadas. El tema del Sahara es muy
grave, dado que la ocupación ha conllevado la comisión de graves delitos
contra la humanidad, que van desde la desaparición de personas,
detenciones ilegales, represión cultural y expolio de riquezas. Además
de crímenes de guerra, como potencia ocupante al desmantelar
instituciones locales y anexar el territorio.
Tal vez Marruecos no viva como en los tiempos duros de Hassan II, pero, como reza el dicho: “El zorro pierde el pelo, pero no las mañas”.
El régimen es más sutil, pero sigue siendo autoritario, sigue
reprimiendo y coartando libertades. Se muestra como aliado de Occidente,
pero sigue siendo muy hostil con las minorías cristianas, aunque no de
la manera que pasa en otros países de Oriente Medio.
El
silencio informativo impuesto sobre las zonas ocupadas, donde las
miradas indiscretas son rígidamente controladas y hasta expulsadas, nos
hacen entender que todavía subsisten las prácticas de aquellos años
oscuros… del siniestro Hassan II.