.
Fuente y fotos: La gaceta de los miserables / Por Nekane Lauzirika*
.
“La formación es nuestra
única y más poderosa arma para poner en evidencia al ocupante marroquí”.
“Cuando vuelvo a Tinduf me encuentro con la nada, mientras ves que
otros se aprovechan de tu país”. “La Unión Nacional de Mujeres Saharauis
ha sido la columna vertebral de la resistencia del Sahara”. “En nuestra
vida luchamos por lograr la libertad y la independencia de nuestro
pueblo”
La constante de la situación en general
subordinada de la mujer en el mundo musulmán y más específicamente en el
ámbito árabe es bastante bien conocida. En el entorno familiar, en el
social, en el profesional y hasta en el económico la mujer con respecto
al hombre debe ir un paso por detrás en derechos. Por esto mismo,
comparativamente, me sorprendió muy gratamente la evidente mejor
situación de los derechos de las mujeres saharaui; en aquella mi primera
visita de hace treinta años me explicaron que la larga y áspera guerra
del Polisario contra la agresión marroquí marcó una diferencia
fundamental; las necesidades bélicas hicieron que muchas mujeres
tuvieran no solo que compartir codo con codo acciones bélicas y
trincheras, sino sobre todo tomar las riendas de la organización
familiar, social y productiva en los campamentos de retaguardia ante la
ausencia de hombres, la mayoría enrolados en el frente. Doy fe de lo que
pude observar allí sobre el terreno. De aquella necesidad surgió la
virtud de acercar hasta casi equiparar derechos de hombres y mujeres. En
posteriores viajes a los campamentos saharaui y a otros países árabes
del mismo entorno he podido seguir comprobando la diferencia en lo que
respecta a los derechos de las mujeres, siempre a favor de las
saharauis.
.
Tras el
precipitado, doloso y ominoso abandono del Sahara Occidental por el
Estado español el 26 de febrero de 1976, se creó la RASD-República Árabe
Saharaui Democrática. Han pasado 43 años, y tanto en los campos de
Tinduf, al sur de Argelia, como en la diáspora el grito de independencia
sigue vivo ante el olvido e incluso el abandono agresivo de su antigua
potencia colonizadora, España, entre otros países muy interesados en
contentar y hasta adular a Marruecos, por evidentes intereses económicos
y geoestratégicos, pesca, fosfatos, turismo, inmigración y Canarias
entre otros.
Tomando la palabra
En esta tesitura las mujeres también
toman la palabra, levantando su reclamación de ser libres. Son un modelo
de que la cultura que desarrolla una religión es tan determinante como
la religión misma. El Islam se comprende como se concibió en su origen,
sin discriminación de género, no contaminada por otros análisis
culturales. Tal como lo hacen la doctora Raabud Mohamed Lamin Mehdi, y
la joven graduada en Ciencias Políticas por la UPV/EHU, Aichatu Yeslem,
que desde Gasteiz y Basauri trabajan no solo para dar a conocer la causa
saharaui entre la ciudadanía vasca y del Estado, sino también para
consolidar la presencia de la mujer en todos los ámbitos, laborales,
sociales, políticos, culturales.
Aichatu pertenece a la generación de
jóvenes que jamás han pisado el Sáhara occidental, de las que nacieron
en los campamentos;su mentalidad es la de una mujer comprometida con las
luchas sociales. “El hecho de ver a nuestras abuelas sosteniendo un
Estado olvidado, mantenido y en exilio, y a nuestras madres ir a
formarse a Libia, Cuba, Sudáfrica te marca. Te das cuenta de que la
formación es nuestra única arma para poner en evidencia al ocupante
marroquí”, relata la joven veinteañera, que sigue formándose en Euskadi
con la esperanza de volver un día a su país, de donde fueron arrojados
por la fuerza.
En Tinduf, la región cedida por Argelia
para asentarse temporalmente hasta que acabase el conflicto, estudian
hasta la ESO, después deben de emigrar para proseguir su formación a
países hermanados con el pueblo saharaui. “La realidad de la juventud,
como también lo fueron la de nuestras madres, es complicada, porque
sales al extranjero dejando a tu familia y todo atrás;pero nuestro firme
compromiso es seguir la lucha hasta lograr que todo el pueblo saharaui
ejerza su legítimo derecho a la autodeterminación y pueda vivir libre e
independiente”, explica con vehemencia Aichatu.
.
.
En la lucha
Desde el inicio del conflicto en 1975 las
mujeres se unieron a la lucha por la libertad y la justicia para su
pueblo. En esta línea continúan activas y convencidas demostrando ser
firmes defensoras de la autodeterminación saharaui y de la creación de
un Estado que no merme sus conquistas sociales. “Nosotras hemos jugado
un papel clave en la lucha, ya que nuestras madres fueron las que
organizaron los campamentos, una sociedad en medio de la nada;la
resistencia saharaui tiene rostro de mujer”, sentencia Raabub, que de
sus 44 años pasó 13 en Cuba donde el Frente Polisario la envió para que
estudiara Medicina. De allí partió a Portugal para aterrizar en 2011 en
Euskadi donde tiene su proyecto de vida junto a su marido, también
especialista médico, y sus hijas de 12 y 3 años. “La gente desconoce -o
no quieren reconocer- el gran papel jugado por Cuba en la formación de
miles de saharauis y también de otros pueblos; un país pobre que con su
generosidad nos ha ofrecido la posibilidad de formarnos, mientras que
los ricos nos han traicionada”, añade.
Consciente de que como a todas las
mujeres del mundo, a las saharauis les falta mucho camino por recorrer
hasta alcanzar la igualdad de oportunidades, la médica reconoce que las
políticas en favor de las mujeres forman parte del ADN del Frente
Polisario. “Formamos parte indivisible de ese gran movimiento a nivel
mundial que lucha por la igualdad y por la construcción de un mundo más
justo y más democrático”, añade sonriente Raabub Mohamed, que ejerce de
internista en el Hospital Universitario de Araba y que a pesar del
calvario que sufren los saharauis abandonados a su suerte por la
Comunidad Internacional aboga por soluciones pacíficas.
“Quienes hemos crecido en la República
Árabe Saharaui Democrática (RASD) en el exilio hemos nacido con la
libertad de sabernos saharauis y tenemos el privilegio de no ser
oprimidos, de decir lo que somos y llevarlo con orgullo. Así surge una
juventud valerosa que generación tras generación marcha fuera a
prepararse para servir en un futuro a su pueblo”, añade Raabud, que cada
verano vuelve al desierto argelino no solo para visitar a su familia,
sino para participar en misiones humanitarias y “reinvertir en mi pueblo
todo lo que he aprendido”.
Presidenta de la Asociación humanitaria
Doctora Beituha, que apoya a mujeres afectadas por el conflicto en el
Sahara Occidental, alerta sobre el riesgo de que la juventud pierda la
paciencia tras más de 25 años de alto el fuego del Frente Polisario;
considera que la solución para el conflicto tendría que pasar por las
vías pacíficas, pero también es consciente de que la inacción de la
comunidad internacional está empujando a los saharauis a la guerra.
“Nuestros jóvenes están desesperados, se les está agotando la paciencia y
piden medidas contundentes contra el invasor”. A pesar de todo, el
Frente Polisario sigue apoyando salidas pacíficas que pasan por aparcar
los intereses económicos y porque Marruecos, Francia, España dejen de
expoliar su tierra “y se la devuelvan a sus dueños, los saharauis”,
apostilla Raabub, al tiempo que añade que “la única lucha que se pierde
es la que se abandona; la verdad tiene que prevalecer. Los intereses
geopolíticos están aplastando los derechos de nuestro pueblo”, recalca.
Aunque pertenecen a generaciones
distintas, coinciden en denunciar las violaciones de derechos humanos
cometidas por Marruecos y se muestran muy críticas con la postura de la
comunidad internacional. En primer lugar, con el Gobierno de España,
“porque tiene una responsabilidad histórica en la situación del pueblo
saharaui”. En segundo término, con la Unión Europea (UE), que continúa
ratificando tratados con Marruecos para la explotación de recursos en el
Sahara Occidental, a pesar de que el Tribunal de Justicia de la UE haya
dictaminado que el territorio saharaui no forma parte de Marruecos. Y,
por último, censuran la pasividad de la ONU, por no haber sido capaz de
estipular los planes para la descolonización del Sahara.
Mientras continúa estudiando en Euskadi
con la mirada puesta en el Sahara, Aichatu se refiere al dolor que
supone para los jóvenes vivir en los campos de refugiados, “porque hay
que dejar claro, y lo decimos con tristeza, que nuestro país cuenta con
enormes recursos naturales que nos son robados, que sobrevivimos gracias
a la solidaridad de los pueblos, como el vasco y también como el
español, aunque los distintos Gobiernos -del PSOE y del PP – no solo nos
han abandonado, sino que trabajan en nuestra contra”.
Insisten en señalar que el “gran
estadista Felipe González” es cómplice “de la violación sistemática” de
sus derechos, “ya que tiene enormes intereses en Marruecos; existe mucha
complicidad por parte del Gobierno español -el primer viaje del Rey fue
a Marruecos- y también del francés porque se perpetúe la ocupación
marroquí en el Sahara”, explica la graduada en Ciencias Políticas,
mientras subraya que a las mujeres no las callaran. “Seguiremos
denunciando que España hace de negociador con los marroquíes y expolian
los recursos del pueblo saharaui de forma ilegítima. Mientras la
ciudadanía española está con los saharauis, la cúpula del poder, las
elites siguen apoyando al rey sátrapa que está en el poder”, añaden.
Las reivindicaciones de la mujer saharaui coinciden con las de cualquier otra mujer: “Luchamos
por la igualdad de oportunidades en el proyecto común de todos los
saharauis, que viven en circunstancias muy difíciles, tanto en las zonas
ocupadas por Marruecos como en los campamentos de refugiados, los
territorios liberados y en la diáspora”, indica Raabuz Mohamed Lamin
Mehdi. Pero la suya, insisten en señalar desde la Unión Nacional de
Mujeres Saharauis (UNMS), es una batalla en tres dimensiones: la
ocupación ilegal de su tierra, el exilio y su propia lucha por alcanzar
la igualdad de oportunidades.
Raabuz y Aichatu sufren por la represión
que padecen las mujeres saharauis en las zonas ocupadas por Marruecos,
“donde son marginadas y objeto de represión”. Por ello, desde Euskadi y a
través de las Asociaciones en las que están inmersas, tratan de crear
conciencia. “Nosotras desde pequeña sabemos porqué estamos aquí;por eso,
cuando llegué a Euskadi, como cualquier persona refugiada o migrante
que haya sufrido una invasión o ve su identidad pisada, hice conciencia
política. En esta línea participo en iniciativas como Vacaciones en Paz
para acoger a niños y niñas saharauis para que sepan que existe otro
mundo además del desierto;intervengo en encuentros jóvenes;trato de
poner toda mi experiencia en ayudar”, apunta la joven politóloga quien
no descartaría volver a los campamentos de Tinduf si su trabajo allí
pudiera servir. “Las personas que vivimos fuera del desierto estamos
apoyando a nuestro pueblo de distintas maneras”, apostilla Aichatu,
quien recalca que el objetivo del pueblo saharaui no es estar otros 43
años más en el desierto de los desiertos. “Mayores y jóvenes abogamos
por un referéndum libre donde se pregunte a los saharauis qué quieren
ser. Se debe cumplir un proceso de descolonización en el que se dé voz
para la autodeterminación. Se nos lleva silenciando demasiado tiempo”,
subraya satisfecha ante el próximo viaje institucional vasco a mediados
de febrero que conmemorará el 43 aniversario de la proclamación de la
RASD, celebración que coincidirá con el Congreso de la Unión Nacional de
Mujeres Saharauis.
___________________________________
*Nekane Lauzirika. Periodista que trata de cocer en la misma salsa informativa sanidad, mujer y cooperación al desarrollo.
.