Un
conflicto olvidado. Un territorio bajo bloqueo informativo. Y una
comunidad internacional que mira para otro lado. Son las terribles
condiciones que han hecho del
Sáhara Occidental, ex colonia española ocupada por Marruecos desde 1975,
un erial para los derechos humanos.
Allí, las fuerzas de seguridad marroquíes encarcelan y torturan a las
voces críticas y represalian duramente a los que intentan hablar de la
situación de la población saharaui.
"Los saharauis hemos
decidido ser víctimas y testigos de las violaciones de los derechos
humanos de Marruecos en el Sáhara Occidental", afirma el periodista
Ahmed Ettanji,
cofundador del colectivo de reporteros Equipe Média que documentan y
difunden los abusos de la potencia ocupante contra la población local y
se enfrentan por ello a las duras represalias de las autoridades
marroquíes.
La ONG de defensa de la libertad de información
Reporteros Sin Fronteras (RSF) presentó este martes mundialmente su informe
"Sáhara Occidental, un desierto para el periodismo",
el primer trabajo de investigación sobre la libertad de prensa en este
territorio considerado "la última colonia de África" tras el abandono de
España.
La clave de que el territorio se haya convertido en un
"agujero negro" informativo es "la persecución y constante represión de
los reporteros saharauis que intentan hacer periodismo alternativo al
margen de la oficialidad marroquí, muchas veces condenados a
desorbitadas penas de cárcel, así como la imposibilidad de que los
periodistas extranjeros accedan al territorio", según denuncia el
informe.
"El periodismo independiente está totalmente oprimido y
perseguido. Los que denuncian los abusos de Marruecos son
sistemáticamente detenidos, encarcelados, torturados, perseguidos,
acosados, amenazados, difamados. Y también su entorno", destaca
Edith Rodríguez Cachera, corresponsal de RSF en España y autora de la investigación.
Responsabilidad de la comunidad internacional
El
documento señala también la responsabilidad de los medios de
comunicación internacionales, y en especial de los españoles y
franceses, en el silencio que ha sepultado al
Sáhara Occidental durante más de 40 años.
"Dos
muros pesan sobre el Sáhara Occidental y los saharauis. Uno de ellos,
puede verse en muchos mapas y en las imágenes satelitales. Es un muro
armado, que de norte a sur divide el territorio. El otro, menos visible
pero más letal, es un muro de silencio", considera la periodista de TVE
Yolanda Sobero, una de las grandes especialistas en el tema.
En el Sáhara Occidental no hay prensa libre ni medios independientes
ni periodistas saharauis reconocidos como tales por las autoridades
marroquíes. No hay en el territorio posibilidad de estudiar Periodismo
ni tampoco es viable para un saharaui formarse fuera: es una profesión
vedada a la población local. Los únicos medios disponibles en los
territorios ocupados son la radio y la televisión públicas marroquíes y
los medios digitales oficialistas, constata RSF.
Pese a estas
dificultades, los saharauis intentan luchar contra la mordaza de
Marruecos. "Ante la ausencia de medios independientes en el Sáhara
Occidental, varios activistas pro Derechos Humanos decidimos, en 2009,
crear Equipe Média, con el objetivo de romper el bloqueo informativo que
impone Marruecos, sirviéndonos de las redes sociales, con la intención
de transformarnos en fuente de información para medios extranjeros y
organizaciones en defensa de los derechos fundamentales", cuenta el
periodista Ahmed Ettanji, cofundador y presidente de este colectivo de
reporteros. Esta organización difunde información sobre la situación
dentro del territorio y denuncia los abusos de los derechos humanos que
inflije Marruecos a la población local.
Seis periodistas encarcelados
"Ha
nacido un nuevo periodismo en Sahara, cuyas herramientas son las redes y
las nuevas tecnologías. Denuncian así la situación que sufren los
saharauis. No son activistas. Hacen periodismo y, con buen oficio, se
empeñan en hacernos conocer la realidad de su tierra. Por ello, son
acosados, detenidos, juzgados, condenados y, en cualquier caso, reciben
peor trato que un periodista extranjero", expone Sobero
El precio
que pagan estos informadores es altísimo. "Ejercer el periodismo en el
Sáhara Occidental es un acto de heroísmo. A los periodistas les esperan
arrestos, detenciones arbitrarias, acosos a sus familias, calumnias,
difamaciones, malos tratos, torturas, constantes entradas y salidas de
la cárcel y sentencias tan abultadas, como injustas", señala el informe.
En estos momentos,
seis periodistas saharauis se encuentran en las mazmorras marroquíes por el simple hecho de hacer su trabajo: informar.
De ellos, cuatro están condenados a severas penas de cárcel. Se trata
de Bachir Khadda, de Equipe Média, condenado a 20 años; Hassan Dah, de
RASD TV, que cumple una sentencia de 25 años; Abdelahi Lakhfawni,
periodista ciudadano de Equipe Média, que fue condenado a cadena
perpetua, y de Mohamed Lamin Haddi, colaborador de la radio del
Polisario en los territorios, sentenciado a 25 años de prisión. Todos
fueron detenidos tras el violento desmantelamiento del campamento de
protesta de Gdeim Izik, que en el otoño de 2010 reunió a unas 20.000
personas a las afueras de El Aaiún para protestar por las míseras
condiciones económicas en las que vive la población local. Juzgados por
un tribunal militar de Rabat en un macrojuicio que no reunió las
garantías de un proceso justo, fueron condenados tomando como base únicamente sus testimonios, extraídos bajo tortura.
Otro informador,
Mohamed Bambari
cumple seis años de cárcel por informar sobre unos disturbios durante
un partido de fútbol en Dajla. El Grupo de Trabajo sobre Detenciones
Arbitrarias de Naciones Unidas concluyó en septiembre de 2018 que el
suyo es un caso de detención arbitraria. El sexto, Walid El Battal, ha
sido encarcelado este fin de semana, tras acudir a recibir a otro
compañero, Salah Labsir, excarcelado tras cumplir una condena de cuatro
años.