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Fuente y foto: Contramutis / Por Alfonso Lafarga
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Dos activistas de Derechos Humanos suizos
fueron en noviembre a El Aaiún para conocer la realidad del Sáhara
Occidental y hacer un reportaje, pero cometieron la “ilegalidad” de
hablar con los saharauis y al día siguiente de llegar fueron expulsados.
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Laura Kleiner, abogada, y Tullio Togni,
antropólogo, trabajaron anteriormente en Palestina y, recientemente, en
Guatemala. Decidieron que ahora era el momento de viajar al Sáhara
Occidental ocupado por Marruecos y recoger información sobre la vida del pueblo saharaui, sus vicisitudes, la falta de trabajo, los presos, la diáspora…
Sobre las 14 horas del 16 de noviembre
llegaron a El Aaiún, en autobús, procedentes de Tan Tan (Marruecos) y
allí fueron recogidos por miembros de un sindicato de desempleados
saharauis. Se trasladaron directamente a una casa y durante toda la
tarde se dedicaron a hacer entrevistas, hasta que fueron a un hotel acompañados de un saharaui.
A la mañana siguiente, sobre las 8,30,
llamaron a la puerta de la habitación del hotel y al abrir se
encontraron con seis personas. Los activistas, a su paso por Madrid,
cuentan así lo ocurrido: “Preguntamos que quiénes eran y nos mostraron
una identificación de la seguridad marroquí, pero de forma muy rápida,
para que no pudiéramos leer el nombre”.
“Tomen sus cosas y nos vamos. Tienen que regresar a donde vinieron”, fueron las palabras que recibieron de los policías, que grababan todos sus movimientos.
Después de exigir los pasaportes y
requisar sus teléfonos móviles, fueron introducidos en un taxi y
llevados hasta un puesto de control a la entrada de El Aaiún y allí tuvo
lugar el interrogatorio: “Nos obligaron a desbloquear
los móviles, miraron los mensajes y grabaron las fotos y vídeos. Nos
preguntaron a quién conocíamos, quién nos había dado los contactos,
quien nos paga, para qué organización trabajamos…”. Les preguntaron qué
hicieron el día anterior, y al decir que nada les enseñaron una foto en
la que estaban con saharauis.
Tras esto, les advirtieron que lo que habían hecho era “ilegal” y que no podían reunirse con gente “sin pedir autorización”, como ocurre “en todos los sitios”, a la vez que les acusaban de reunirse con socialistas y de difamar a Marruecos.
De nuevo fueron obligados a subir a un
taxi y junto a otras cuatro personas fueron trasladados hasta Agadir, a
donde llegaron después de nueve horas de viaje: “El taxi nos dejó en la
estación de bus, a las afueras de Agadir. Al taxista le llamaban de vez
en cuando para hacer comprobaciones”.
Un miembro del Consulado suizo se
interesó por su estado y en una reunión en la embajada de Suiza en Rabat
les dijeron que tenían que estar agradecidos, podían haberse inventado un delito contra ellos.
Laura Kleiner y Tullio Togni escribieron
un comunicado denunciando su expulsión, el acceso al contenido de sus
teléfonos, así como la violación del derecho a reunirse con otras
personas. Señalaron que la intervención policial marroquí demuestra que
no se permite “ver y contar lo que realmente pasa en los Territorios Ocupados”, lo que debe ser conocido por las Naciones Unidas.
La expulsión de los dos activistas suizos
no es un caso aislado de violación de los Derechos Humanos en el
Territorio No Autónomo del Sáhara Occidental: en el Sáhara ocupado por
Marruecos, en ciudades del sur marroquí con población saharaui y en las
cárceles marroquíes con presos políticos saharauis se siguen vulnerando a
diario los Derechos Humanos, según organizaciones sociales y medios de
información saharauis, como recoge la siguiente relación
correspondiente a noviembre: