Fatima Zohra Bouaziz
La obsesión por la piel blanca, que ha costado una
polémica a una conocida marca de jabones por blanquear digitalmente la
foto de una mujer negra, traspasa fronteras y llega hasta el desierto
del Sáhara, donde conviven diferentes razas pero donde sistemáticamente
los más blancos han sido la clase dominante.
El polvo de arroz, muy usado en China y Japón, es tal vez
el ingrediente más socorrido en todo el mundo para blanquear la tez,
pero no faltan recetas a base de pepino, vinagre, cebolla, yogur o
simplemente leche. ¿Recuerdan a Cleopatra?
La cultura saharaui no se salta esta regla. Allí son más apreciadas las mujeres gruesas y con una tez más clara.
Entre las saharauis, un viejo truco de belleza para
conseguir esa blancura en la piel consiste en que la mujer coja la
espuma que se acumula encima de la leche de la camella y la aplique como
mascarilla sobre la cara.
Este método ancestral ha sido ahora recuperado por Ghlana
Aamar, una saharaui de El Aaiún que rescató el saber de sus ancestros y
ahora hace jabón a base de leche y grasa de camello; para
comercializarlas, ha creado una pequeña cooperativa llamada Cosmetique
Sahara Bio.
"Yo antes compraba jabones que dañaban mi piel, hasta que
un día pensé en aprovechar las propiedades de la leche de camella y
hacer con ello un jabón. Y así fue, aprendí este oficio en casa",
contaba Aamar a Efe.
Aprendió el método de elaborar un jabón casero de una
amiga española que le enseñó a hacerlo a base de aceite de oliva; más
tarde consiguió desarrollar jabones a base de leche de camella que tuvo
gran éxito desde que abrió en El Aaiún su taller en 2014.
"La leche de camella contiene altos porcentajes de proteínas y vitamina C si la comparamos con otros lácteos", asegura Aamar.
Este jabón elimina las manchas, limpia los poros, reduce
las arrugas, mantiene una adecuada hidratación, regenera la piel de
forma natural, y sobre todo la aclara.
Según Aamar, las mujeres de su tierra siempre han desarrollado tratamientos naturales para conseguir una piel blanca.
El éxito del jabón de leche de camella llevó a Aamar a
idear otros productos naturales a base de la grasa del camello o
"darwa", como la llaman los autóctonos.
Esta grasa de la joroba se considera la parte más noble
del camello y ofrecerla es un signo de generosidad cuando un saharaui
quiera agasajar a sus invitados.
A partir de la "darwa", Aamar elaboró otro jabón para las
pieles demasiado secas, aceites para controlar la caída del cabello o
para reforzarlo y cremas hidratantes para la piel.
Junto a lo cosmético, también preparó remedios naturales para diferentes dolencias.
"Tenemos un producto hecho con la grasa del camello y
orégano, una receta casera que sirve para el asma y problemas reumáticos
y respiratorios", explicó.
Aamar sostiene que es la única en todo el continente
africano que ha hecho estos productos cosméticos a base de leche y grasa
del camello, pero lamenta los altos costos, los pocos ingresos y la
evolución lenta que supone este sector que le cuesta extender su
negocio.
"Los productos bio son escasos y caros. El jabón por
ejemplo se elabora a través de una técnica en frío y necesita un mes
para secarse. Lo vendemos luego a 12 dirhams (un euro) al por mayor o 20
(1,7 euros) la unidad", subrayó.
A juzgar por la piel de la propia Aamar, los jabones de camello deben ser muy eficaces. Su cara luce increíblemente blanca.