Diplomáticos latinoamericanos sugieren que la política exterior marroquí es activa debido a la cuestión del Sahara y que en lo formal a Marruecos le interesa promover la cooperación sur-sur y desarrollar las relaciones con América Latina
En diferentes escenarios se ha expresado el interés de Marruecos en acercarse a Latinoamérica y el deseo en América Latina de llegar al continente africano vía Marruecos. Pero, ¿Qué tanto hacen los gobiernos más allá de las declaraciones de intenciones?
En 2012 nació la Alianza del Pacífico –AP-, un proceso de integración liderado por México, Perú, Chile y Colombia. La motivación: la integración económica profunda. La Alianza tiene cuatro pilares: libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas. Actualmente 49 Estados tienen el estatus de observador del mecanismo. La Alianza no quiere observadores pasivos. Es decir, se espera que el observador no se agote en el gesto diplomático y en la relación cordial.
Marruecos es uno de los observadores pero, como otros países con ese estatus, todavía no ha hecho propuestas concretas en relación con los temas prioritarios de la AP –PYMES; Educación; Ciencia, Tecnología e Innovación; y, Facilitación del comercio-. Un Marruecos consciente de su potencial podría jugar un papel proactivo en temas de comercio; y, en el acercamiento a los mercados de África. La AP sostiene su interés en fortalecer la relación con Rabat pero pasaron años del anuncio de la oficina comercial conjunta en Casablanca, similar a la que ya existe en Estambul, con proyección sobre toda África y, lo cierto es que, tampoco termina de cristalizar ese objetivo.
En abril (2016) tuvo lugar la XI edición del Salón Internacional de la Agricultura de Marruecos – SIAM-. Una feria agrícola relevante en África por la oportunidad de negocios y la cantidad de expositores, diplomáticos y visitantes. La AP participó con un stand en el que hicieron presencia representantes de las oficinas comerciales de México y Chile en Casablanca, el representante de Pro Perú (Madrid) y la representante de Pro Colombia (Lisboa). Fue la primera actividad conjunta de la Alianza en Marruecos.
Para la AP no es claro qué está pensando Marruecos respecto al mecanismo. No hay certeza de los objetivos de Marruecos más allá del interés político y la relación de amistad. En términos generales el comercio entre Marruecos y América Latina es muy escaso y las inversiones son aún menos significativas. Ser observador debería producir mayor interés en Rabat para desarrollar el comercio y las inversiones con los países de la AP y viceversa. Es cierto que Marruecos estuvo presente en la XI Cumbre de la Alianza del Pacífico (Chile, 2016) pero, más allá de la asistencia: ¿Tiene Marruecos interés real en afianzar la relación con los países de la AP? ¿Qué es lo que interesa a Marruecos de la AP? ¿Cómo puede acercar Marruecos sus intereses –en calidad de observador- a los temas prioritarios de ese mecanismo? La Alianza espera sus propuestas.
Marruecos también tiene estatus de observador en la Conferencia Iberoamericana (son nueve observadores Asociados). Un escenario propicio para el intercambio cultural, es el máximo foro de diálogo entre América Latina –19 países luso hispanoparlantes- y la península Ibérica –España y Portugal- incluida Andorra. Marruecos podría desempeñar un papel más activo que otros observadores como Japón o Corea pero no se han logrado sinergias, no existe ese puente para canalizar cooperación, intereses e intercambio cultural. Marruecos no asistió a la XXV Cumbre Iberoamericana (Colombia, 2016).
Diplomáticos latinoamericanos sugieren que la política exterior marroquí es activa debido a la cuestión del Sahara y que en lo formal a Marruecos le interesa promover la cooperación sur-sur y desarrollar las relaciones con América Latina pero, en la práctica, no se han concretado las intenciones. En los discursos se menciona un pasado común pero en la realidad se marca una distancia más que geográfica.
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