EL SENTIR SAHARAUI. Sobre Mariem Hassan y su concierto en Caracas...

Esta columna fué publicada en el semanario cultural TODOS ADENTRO en marzo del 2011 por Xulio Formoso; es la tercera de una serie que el autor llamó El Sentir Saharaui.  Fué escrita luego de asistir al concierto en Caracas de Mariem Hassan.

EL SENTIR SAHARAUI (III)

Mariem Hassan

“Por eso canto al desarraigo y borro el nombre a las heridas” decía un poema de Farruco, convertido en canción para un disco rojo cadmio que hicimos hace más de 30 años cuando todavía éramos jóvenes Barbados, no sé si muy felices pero sí documentados.  La vida del exiliado suele ser una sucesión cotidiana de himnos y cantos o cuando menos entonaciones al desarraigo y un constante borrar los nombres y hasta el apodo de las heridas.(...)

Cuestión de sobrevivencia física y emocional. Mariem Hassan, es una más del aproximadamente cuarto de millón de exiliados que tiene la patria saharaui.  Un pueblo del que solo un 20% escaso sobrevive en campamentos de refugiados en una esquina interior de su territorio del Sáhara Occidental separada del resto por un gran dique de contención alambrado y minado por el ejército de ocupación de un reino hereditario y datilero desde 1975.  Mariem, es la voz más representativa de la música haul y su arte ha estado siempre ligado al Frente Polisario desde sus primeras representaciones con el grupo Luali.  La primera vez que vi a Mariem fue en París a finales de los ochenta y fue también mi primera aproximación a la música y cantos del desierto.  La volví a ver en estos días en las presentaciones que hizo en la Casa del Artista y pude oír de nuevo su emblemática Intifada y sus canciones tradicionales y religiosas.  Creo que la vación saharaui no sobrevivirá sin su música ancestral, es su herencia más valiosa y protege su existencia.  Mariem, nos trae las canciones de un pueblo refugiado que tuvo que salir de su tierra hace casi cuarenta años y sigue luchando para regresar a ella en medio de la indiferencia general y las complicidades canallas de los de siempre.  El suyo es un ejercicio terco y tenaz de expresión popular, austero y sediento como el desierto.  Contra los vientos de disolución y a pesar de erosiones, desánimos, desalientos y diásporas de un pueblo que en vez de protagonizar su historia le ha tocado padecerla.

Xulio Formoso