Respuesta de Brahim Salem Buseif al personaje llamado Adalberto Agozino
Por Brahim Salem Buseif (como respuesta a
publicaciones del lobby promarroquí en la República Argentina).
Frente a un conflicto donde existe un agresor y una víctima, ante una
injusticia, sabemos que quienes se solidaricen con el agredido lo hacen por
ética, moral y altruismo, por la defensa de valores humanos, por querer hacer
justicia, es decir, movidos por principios. Sin embargo, ¿qué motivos tienen
aquellos que ayudan al agresor? Un agresor que comete atropellos y violaciones
de los derechos humanos e infringe el Derecho Internacional. Dicha deshonrosa
tarea, a pesar de ser indigna y vergonzosa, también tiene sus protagonistas.
Siempre existirán personas honradas y nobles que sacrifican su tiempo, sus
medios e incluso su vida por defender la libertad, la justicia y el respeto de
los derechos humanos como, también, habrán sinvergüenzas y bellacos capaces de
ignorar y hasta ser cómplices en la violación de todos esos valores.
La contienda entre la monarquía alauita y la República saharaui no es la
excepción de esta regla. Empero al hecho de que el pueblo saharaui lucha y
resiste, en legítima defensa, a la guerra de agresión que le impuso la invasión
marroquí en 1975, el aparato de propaganda del régimen expansionista, mediante
sobornos repartidos por las embajadas, logra, a veces, reclutar a voceros para
dar eco a su publicidad y difundir sus panfletos. Su finalidad es engañar a la
opinión pública con respecto a la naturaleza del conflicto y denigrar la imagen
del Frente POLISARIO.(...)
Los artículos publicados en Total News Agency los días 27 de abril y 4 de
mayo, respectivamente (http://www.totalnews.com.ar/content/view/651687/104/)
y (http://www.totalnews.com.ar/content/view/651792/104/)
por el llamado Dr. Adalberto Agozino son un claro ejemplo de la categoría a la
que me refiero. En ambos artículos, Adalberto Agozino, reproduce, al pie de la
letra, las falacias del makhzen marroquí y los insultos que nos suelen proferir.
Así, nos tilda de “terroristas”, “asesinos”, “separatistas” y, lo más grave,
nos llama “marroquíes.”
Estos inesperados ataques de ultramar, tanto más impensados cuanto que
proceden de la patria de José de San Martín y de Ernesto Che Guevara de donde
los pueblos colonizados solo acostumbran recibir solidaridad y ayuda, son
fáciles de refutar al estar sus planteamientos construidos sobre datos falsos,
al ser contrastados con la realidad se desbaratan y caen cual castillo de
naipes cuyo impostor ingeniero, un vulgar fullero, trabaja con material
falsificado. Veamos:
Respecto del origen del conflicto dice que “La raíz del conflicto magrebí
se encuentra en las reivindicaciones separatistas de una minoría de la
población marroquí que se reivindica como saharaui”.
Sin embargo, todo el mundo sabe que la raíz del conflicto -y de todos los
conflictos en esa región de África- son las reivindicaciones territoriales
expansionistas infundadas, de un imperio quimérico por parte de la monarquía
alauita que llaman el “Gran Marruecos” y que englobaría el Sahara Occidental,
Mauritania, parte de Argelia y la mitad norte de Mali.
La reivindicación de este imperio imaginario, aun en el hipotético caso
de haber existido, entra en confrontación con el derecho de los pueblos a la
autodeterminación otorgado por las NN.UU. y con los principios de la
organización continental africana que determinan el respeto de las fronteras
heredadas de la colonización. Marruecos jamás tuvo soberanía sobre ninguna
parte de esos territorios y ello quedó definitivamente aclarado al ser negadas
sus pretensiones en la primera etapa de su aventura imperial.
Cuando Hassan II en 1974, para impedir que la ONU y España organizasen el
referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui, desvió el asunto hacia
la Corte Internacional de Justicia de La Haya, lo hizo como estratagema al
temer a la expresión de la voluntad de nuestro pueblo como la sigue temiendo su
heredero en la actualidad. Pero, aunque logró su propósito de impedir el
referéndum, el tiro le salió por la culata ya que el dictamen de la corte
significó, legalmente hablando, el tiro de gracia para las reivindicaciones
basadas en “derechos históricos”.
El veredicto de la Corte Internacional de Justicia: “La Corte concluye
que los elementos e informaciones llevados a su conocimiento no establecen la
existencia de ningún lazo de soberanía territorial entre el territorio del
Sahara occidental, de una parte, y el Reino de Marruecos y el conjunto
mauritano, de otra. La Corte no ha constatado, pues, la existencia de lazos
jurídicos de naturaleza que puedan modificar la aplicación de la resolución
1.514 (XV) de la Asamblea General de la O. N. U., en lo que se refiere a la
descolonización del Sahara occidental, y, en particular, al principio de
autodeterminación mediante la expresión de la voluntad libre y auténtica de las
poblaciones del territorio”.
Calificarnos de separatistas es absurdo y no merece la pena ser
respondido ya que, como lo afirmó la Corte, nunca hubo unión entre el Sahara
Occidental y el reino de Marruecos. Y plumas idénticas a la del “doctor”
llamaron terroristas a todos los que combaten por la libertad y la dignidad de
sus pueblos, a dirigentes de la talla de Nelson Mandela; no obstante, la
historia les hizo tragar sus insultos y postrarse ante ellos.
El autor de estos panfletos recurre a todo tipo de amaños, como la
manipulación de las fechas o la falsificación de hechos históricos, en un vano
intento para que sus planteamientos tengan alguna coherencia y lograr su
propósito de confundir a la opinión pública:
“Argelia derrotada por Marruecos en la ‘Guerra de las Arenas’ -1963-,
decidió poner ‘una piedra en el zapato’ de Marruecos y al mismo tiempo mejorar
su posición geopolítica propiciando la creación de un ‘Estado títere’ en el sur
del Sáhara que le proporcionara un acceso seguro a la costa atlántica para
encaminar hacia allí buena parte de sus exportaciones energéticas –gas y
petróleo-.
Este fue el origen de la creación del Frente Popular para la Liberación
de Saguía el-Hamra y de Río del Oro, más conocido como ‘Frente Polisario’,
conformado en 1975, por un grupo de estudiantes marroquíes que obraban
siguiendo las directivas de Argel”.
La historia, a la que el “doctor” Agozino hace caso omiso, dice que la
“Guerra de las Arenas”, la ganó Argelia. Él evitó decir la causa y el lugar de
aquella guerra para no revelar la verdad. Esa guerra fue causada por la
traicionera invasión de Marruecos a Argelia, cuando aún sangraban sus heridas
de una larga lucha de liberación que le costó un millón y medio de mártires.
Las tropas marroquíes invadieron las regiones argelinas de Bechar y Tinduf que,
hoy día, siguen reclamando como parte de su “imperio”. Los argelinos derrotaron
y expulsaron a los invasores que huyeron con el rabo entre las piernas. Esa es
la verdadera historia. Pero, si a pesar de la tozudez de la historia, el
“doctor” consigue confundir a alguien al tergiversar los hechos, existe otro
testigo más firme y mucho más testarudo: la geografía. La geografía, madre de
la historia, por ser el lugar donde esta se gesta y ocurre, también confirma la
derrota de los invasores; bastaría consultar un mapa político de África para
constatar que esas ciudades objetivo de la invasión están, como estuvieron
siempre, bajo la soberanía de Argelia y que la bandera argelina ondea,
orgullosa, en aquellos cielos.
La historia también enseña que el movimiento de liberación Frente
POLISARIO fue creado en mayo de 1973 y que continuó la lucha contra la
colonización española emprendida desde mediados de los sesenta por el
Movimiento de Liberación del Sahara.
Repitiendo las falsas alegaciones de Marruecos afirma que la ayuda de
Argelia al Frente POLISARIO es para conseguir “un acceso seguro a la costa
atlántica para encaminar hacia allí buena parte de sus exportaciones energéticas
-gas y petróleo-”.
Le diremos que antes de apoyar a los saharauis, Argelia brindó su
generosa y desinteresada ayuda a los Movimientos de Liberación en Mozambique,
Zimbabue, Sudáfrica, Angola, Namibia, Guinea y Cabo Verde…
Que explique a los lectores qué quería Argelia al, por ejemplo, apoyar al
FRELIMO en Mozambique, ¿también buscaba una salida al Océano Índico? “¡Que
todos son de su condición, piensa el ladrón!”
La política que Argelia adoptó, desde su independencia, de conceder
asilo, proporcionar un refugio seguro a los oprimidos y perseguidos y ser un
santuario para todos los que luchan por la libertad, inspiró al escritor y
dirigente africano Amílcar Cabral a definir a Argelia como “La Meca de los
Revolucionarios”.
Los saharauis confirmamos esa verdad histórica que sentenció Amílcar
Cabral y damos fe de la hospitalidad y la solidaridad del noble pueblo
argelino. Desde 1975, Argelia acoge a miles de civiles saharauis que llegaron
huyendo, un verdadero éxodo, debido a los bombardeos con fósforo blanco y
napalm de las hordas invasoras marroquíes. Les estaremos eternamente
agradecidos.
Impresiona como puede, sin rubor, hacer el ridículo repitiendo embustes
como “un referéndum propuesto por Hassan II”. Parte esta del discurso marroquí
solo destinado al consumo interno, al ser un producto imposible de exportar
dada su mala calidad, pues está adulterado: Hassan II nunca propuso un
referéndum. Tuvo que aceptarlo bajo presión en la cumbre de la Organización de
la Unidad Africana (OUA) de 1981 en Nairobi (Kenia), al ser amenazado por los
países africanos de que, si no aceptaba el referéndum de autodeterminación y
negociaba con el Frente POLISARIO, iban a admitir a la República Árabe Saharaui
Democrática (RASD) como miembro. Tres años después, en 1984, la RASD es
admitida como miembro de plenos derechos de la organización continental, al
constatar los dirigentes africanos que Hassan II no cumplía su promesa, solo
había aceptado las condiciones para ganar tiempo. Y otra vez, como en 1974,
ganó tiempo pero perdió posición y credibilidad. La RASD es miembro fundador de
la Unión Africana (UA) -la sucesora de la OUA- y Marruecos es el único país
fuera de la Unión.
Algo similar le está sucediendo a su hijo a nivel internacional. El
“doctor” titula uno de sus artículos “Marruecos se impone en la pulseada por el
Sáhara”, donde se vanagloria de que Mohamed VI consiguió evitar que el Consejo
de Seguridad otorgue a la MINURSO las prerrogativas de vigilar y proteger
contra los abusos de los derechos humanos. ¡Menuda proeza! Consigue seguir
violando los derechos humanos sin testigo.
En otra parte, el “doctor” que se ha convertido en súbdito del monarca
marroquí, trata de justificar esa política con el siguiente párrafo, de pésima
redacción y peor contenido, que he copiado de su original y pegado:
“Por lo tanto, interpreta que en realidad bajo el argumento de supervisar
la vigencia de los derechos humanos las fuerzas de la MINURSO y algunas ONG
europeas y muy vinculadas al aparato de propaganda del Polisario realizaran un
aprovechamiento político del tema hasta convertirlo en una intolerable
intromisión en los asuntos internos de Marruecos.”
Algunas de las numerosas ONG que piden que la MINURSO vigile la práctica
de los abusos y las violaciones de los derechos humanos en el Sahara son
Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el Centro Robert F. Kennedy por la
Democracia y los Derechos Humanos. Amnistía acaba de asegurar que la tortura
sigue siendo practicada por el régimen marroquí en el Sahara Occidental y en el
propio Marruecos en su reciente informe. Nuestro vínculo con estas prestigiosas
organizaciones es el deseo común, que todos tenemos, de acabar con los abusos
contra los derechos humanos.
Y, ¿de qué “asuntos internos de Marruecos” habla? No existe ningún país
ni organización que reconozca la soberanía de Marruecos sobre el Sahara
Occidental. Hacerlo supondría quebrantar el Derecho Internacional. El problema
es un caso de descolonización inacabado que sigue en la agenda de las NN.UU.
tratado como territorio no autónomo.
En un dictamen sobre el Sahara Occidental, realizado en enero del 2002
por el Secretario General Adjunto para Asuntos jurídicos, Sr. Hans Corell, para
el Consejo de Seguridad se considera que:
“Los Acuerdos de Madrid no han supuesto una transferencia de soberanía
sobre el Territorio ni han concedido a ninguno de los firmantes el estatus de
potencia administradora, calidad que España no podía haber unilateralmente
transferido. La transferencia de autoridad administrativa sobre el Territorio
en 1975 no afecta a su estatus internacional en tanto que territorio no
autónomo.”
Solamente el “doctor” es quien considera al Sahara como marroquí. Está
claro que el excelente trabajo que desempeñan el Comité Argentino de Amistad
con el Pueblo Saharaui, el Comité de Amistad con el Pueblo Saharaui de La
Plata, personalidades políticas, académicos, las organizaciones sociales y
sindicales para informar a la opinión pública sobre el conflicto en el Sahara
Occidental, pone nervioso a nuestro enemigo invasor que no quiere que los
argentinos conozcan las atrocidades que comete en la otra orilla.
No desdeña, el “doctor”, ningún medio para intentar descalificar a la
causa saharaui y a sus amigos; en su blog que persigue los mismos designios
trazados por el gobierno de Marruecos, califica al documental de Álvaro
Longoria “Hijos de las Nubes, la última colonia”, galardonado con el Premio
Goya al mejor documental, de “cine de propaganda” y lo equipara a una película
de 1934 que exaltaba la persona de Adolfo Hitler. Quiere trocar los valores
pero no lo consigue.
Sus escritos
constituyen una verdadera declaración de pleitesía al rey alauita. Este ya
cuenta con un súbdito y vasallo allende los mares y, por eso, que nadie se
extrañe si empieza a reclamar a la Patagonia argentina como parte de su
quimérico imperio, pues los absurdos sueños del “gran Marruecos” se basan en
menos pruebas “históricas”.
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