Hassan II hizo un aprovechamiento abyecto de la agonía del dictador Franco , que moriría el 20 de noviembre de 1975
Luis Portillo Pasqual del Riquelme
Han
transcurrido ya 43 años desde que Marruecos expulsara a España del
Sáhara Occidental y la sustituyese, a sangre y fuego, en su papel de
potencia colonial y país ocupante.
Esta
maniobra fue llevada a cabo con el asesoramiento estratégico y el visto
bueno de Henry Kissinger , ex secretario de Estado de los EE.UU., y se
instrumentó mediante la tristemente célebre Marcha Verde , con la que el
rey de Marruecos empujó a 350 000 súbditos civiles sobre la frontera
noroeste del Sáhara Español (1975). Días antes, y sin publicidad alguna,
tropas militares marroquíes penetraban en el territorio saharaui por la
frontera noreste.
Hassan
II hizo un aprovechamiento abyecto de la agonía del dictador Franco ,
que moriría el 20 de noviembre de 1975 y cuyo régimen caduco se hallaba
extremadamente debilitado por la larga lucha de las fuerzas democráticas
contra la dictadura.
Enfrentado
a la tesitura de una más que posible matanza de civiles (los
integrantes de la Marcha Verde) y la amenaza de una inminente guerra con
Marruecos, el Gobierno español —paralizado por la agonía de Franco—
optó por retirarse, cediendo al chantaje alauita, incumpliendo sus
obligaciones internacionales, dejando paso libre a las tropas marroquíes
y abandonando a los saharauis (ciudadanos españoles entonces) en manos
de su peor enemigo.
Tras
la Marcha , la invasión y la ocupación del Sáhara Occidental se
‘formalizó', el 14 de noviembre de 1975, mediante unos ilegales
‘Acuerdos Tripartitos de Madrid' , en virtud de los cuales España cedía
temporalmente la administración (no la soberanía) del territorio
saharaui a Marruecos (las dos terceras partes del territorio, en el
Norte) y Mauritania (el tercio restante, en el Sur), comprometiéndose a
abandonar su provincia africana en febrero de 1976.
A
partir de esta última fecha estallaría la guerra de Marruecos y
Mauritania contra el Frente Polisario. Los militares marroquíes, ebrios
de delirio, persiguieron y bombardearon a la población civil saharaui ,
tanto en sus asentamientos como en su huida en desbandada a través del
desierto, perpetrando una horrible masacre dirigida a eliminar a todo un
pueblo y obligando a buena parte de la población superviviente a
traspasar la frontera de Argelia y refugiarse en la zona más árida del
desierto (los campamentos de Tinduf), donde sobrevive ejemplarmente
desde entonces, habiendo constituido su propio Estado en el exilio: la
República Árabe Saharaui Democrática (RASD) .
Desde
entonces, la ONU (tanto la Asamblea General como el Consejo de
Seguridad) ha aprobado decenas y decenas de resoluciones sobre el Sáhara
Occidental, reconociendo reiteradamente el derecho del Pueblo Saharaui a
su autodeterminación y exhortando a Marruecos a abandonar un territorio
que no le pertenece y sobre el que no ostenta ningún título de
soberanía, como había dictaminado el Tribunal Internacional de Justicia
(TIJ) de La Haya.
En
España, tras la muerte de Franco, los primeros Gobiernos de la
Transición a la democracia y los partidos de la oposición, apoyaron al
Frente Polisario y al Pueblo Saharaui en su lucha contra el invasor y en
apoyo de un referéndum de autodeterminación.
En
1991, tras 16 años de guerra, la mediación de la ONU y la OUA logró el
cese el fuego, acordándose en contrapartida la celebración de un
referéndum de autodeterminación , (para lo que se creó la Minurso,
Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental),
compromiso que fue aceptado por Marruecos. Pero desde esa fecha, en que
España y Marruecos firmaron un Tratado de Amistad y Cooperación, se
inició un giro en la posición oficial española, que se mantiene hasta
hoy y que resulta inexplicable para la mayor parte de la sociedad
española, ampliamente solidaria con la causa saharaui.
Tras
diversos intentos de solución al conflicto, siempre desbaratados por
las élites gobernantes en Marruecos, finalmente, el Consejo de Seguridad
de la ONU aprobó, el 30 de abril de 2007, la Resolución 1754,
emplazando a Marruecos y al Frente Polisario a entablar negociaciones
directas para lograr una solución política definitiva a la cuestión del
Sáhara Occidental. En el marco de dicha Resolución, el secretario
general de la ONU invitó a las partes a una primera ronda de
negociaciones , en junio de 2007, en Manhasset , cerca de Nueva York. La
segunda ronda tuvo lugar en agosto. Y una tercera, en enero de 2008.
Esta vez, se había planteado celebrarla en la ciudad suiza de Ginebra ,
sede del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos ( Acnudh ) y también del Alto Comisionado para los Refugiados (
Acnur ), organismos a los que tantas veces han tenido que recurrir los
representantes legítimos del Pueblo Saharaui para denunciar las
reiteradas tropelías del régimen marroquí. Pero la celebración de dichas
negociaciones en una ciudad europea como Ginebra hubiera atraído la
atención de toda Europa ; y no es descartable que Rabat, Washington y
París presionaran para que, finalmente, se celebrara en New York, lejos
de Europa y de África , en el propio campo de juego de los poderosos,
influyentes y multimillonarios grupos de presión (lobbies) marroquíes de
que hablan expertos como Frank Ruddy , Tomás Bárbulo o Carlos Ruiz
Miguel. Las diversas rondas celebradas concluyeron sin apenas avances.
Muy
recientemente, a finales de septiembre de 2018, el Enviado Personal del
secretario general de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, el
expresidente alemán Horst Köhler , invitó al Frente Polisario y a
Marruecos, y también a los países vecinos Mauritania y Argelia, a
mantener conversaciones previas en Ginebra , previstas para principios
de diciembre y que deberían marcar el relanzamiento del proceso de paz
en el Sáhara Occidental, estancado desde 2012. Y a finales del pasado
mes de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU prorrogó el mandato de
la Minurso por seis meses más, hasta el 31 de abril de 2019,
respaldando la gestión de Horst Köhler y presionando a las partes para
lograr una solución justa y duradera.
Las
líneas que siguen rebaten las pretensiones de los gobernantes
marroquíes, refutando, punto por punto, los términos expuestos en un
artículo publicado en el diario español EL PAÍS, que confundió a la
opinión pública española y colmó las iras del amplio movimiento de
solidaridad con el Pueblo Saharaui.
Las pretensiones marroquíes
El
mismo día en que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobaba su —hasta
entonces— última resolución sobre el Sáhara Occidental (abril, 2007), el
diario EL PAÍS publicaba, en sus páginas de Opinión, un artículo de
Bernabé López García (BLG) , titulado ‘Aplazar la utopía, defender la
dignidad ', que, en esencia, trataba de justificar la posición del
Gobierno marroquí sobre el futuro del Sáhara Occidental. Argumentaba el
autor que la oferta marroquí (el plan de autonomía presentado por
Marruecos en abril de 2007) constituía una oportunidad histórica única
para que el Pueblo Saharaui y su territorio del Sáhara Occidental se
integrasen en Marruecos, en una región de autonomía limitada bajo
soberanía marroquí .
EL AUTOR ES DOCTOR EN CIENCIAS ECONÓMICAS, EXPROFESOR DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID (ESPAÑA).