"Vamos España", se escuchaba desde la grada del Pabellón de la Paz de Dajla, donde domingo y lunes ha tenido lugar un torneo entre cuatro equipos amateurs de fútbol sala que ha tenido un espíritu de Mundial. El Tuineje fue el representante canario y el campeón de un torneo que vivió su cuarta edición y que lleva el nombre de Brahim Hmedia, un comerciante que se movió entre Canarias y el Sahara en los años 70 y que ayudó a los suyos en tiempos complicados. La competición es todo un acontecimiento en la región, que trata a los participantes como a auténticas estrellas.
La situación geográfica, la raíz genealógica bereber compartida, las relaciones comerciales... muchas son las conexiones que unen al pueblo saharaui y al canario. Brahim Hmedia, a quien se conmemoró con la celebración del torneo internacional de fútbol sala que lleva su nombre, es el fiel reflejo de la persona que luchó por el desarrollo de esta zona desértica apoyándose en las oportunidades que le brindaban las Islas. Hoy, es su hijo Hamudi Hmedia, empresario del sector pescadero quien continúa su legado en Dajla y Ausserd.
"La celebración del torneo es la forma en la que puedo, a la vez que honrar a mi padre, que hizo muchas cosas buenas por esta región, ayudar a la situación de los jóvenes de Dajla a encontrar una vía lejana de las malas costumbres". Hamudi Hmedia explica de forma clara cuáles son los dos objetivos de la fiesta del fútbol que se ha desarrollado durante dos días -domingo y lunes (ayer)- en la ciudad saharaui: el uso del deporte como arma educativa y transmisor de valores y conductas, la base por la que surgió en las polis griegas y que en el mundo capitalista en el que está sumergido medio mundo se diluye al paso del reloj.
También advierte Hmedia que la presencia de los tres equipos extranjeros en Dajla: la
UD Tuineje de Fuerteventura, el FC Nuadibú de Mauritania, el Linguere de Senegal, y el equipo local Juventud Ausserd ha querido usarse con fines políticos por parte de mandatarios de la zona. Es una opción que el hijo del conmemorado rechaza firmemente. "En estos cuatro años que se ha celebrado el torneo, a veces rehúso hablar con los medios de comunicación porque sé de sus intereses; en este caso, con los canarios sé con quién trato y puedo explicar las cosas", indica Hmedia, en una muestra de confianza.
El por qué de celebrar un torneo de fútbol recae simplemente en que era el deporte más querido por su padre, a pesar de que en el Sahara el
baloncesto o el balonmano tuvieran mayor éxito. "Con los españoles, el deporte que más se jugaba aquí era el balonmano; además, ocurrió algo parecido a este torneo en 1975 cuando vino el equipo Pepsi Sansofé a jugar a Dajla", rememora Hmedia.
Cuenta el saharaui que su padre se ganó el respeto de su pueblo y el del español que ocupaba el Sahara hasta finales de la década de los 70, gracias a las ayudas humanitarias y sociales que le brindaba al pueblo de Dajla (por entonces Villa Cisneros). "Él comerciaba con camellos en Gran Canaria, cuando todavía no había casi carreteras y no existían las grandes áreas comerciales en la Isla y a cambio se traía productos que después servían para un montón de cosas en Dajla", apostilla el hijo.
A través de su herencia humanitaria, Hamudi continúa hoy ayudando al pueblo saharaui. "Tengo una empresa de pesca. Fui el pionero en Río del Oro (región costera que engloba a las dos provincias: Ausserd y Dajla) en capturar pulpo. Y con lo que tengo intento ayudar a los demás", subraya Hamudi Hmedia. Aunque con cierto recelo, pues él lo hace con total desinterés. "No me gusta el protagonismo, lo hago porque así me sale", añade.
Huella isleña
Recupera a la memoria también Hamudi que su padre consiguió todo lo que obró en su día gracias a la solidaridad canaria. "Si El Correillo que salía desde las Islas no hubiera traído agua al Sahara, nada habría sido posible. Cabo Juby, Ifni o Dajla prosperaron porque Canarias era el punto de conexión con nosotros", aclara el africano.
Esa presencia y conexión a la que alude quedó marcada en lo que se denominó Barrio Canario. "Familias como los Curbelos o los Fifines se establecieron en Dahkla durante la época del protectorado y se marchó de aquí la tercera generación", desvela el saharui. Y lo enlaza con un hecho actual al comentar que "ahora vienen muchos canarios buscando historias de sus antepasados". Una huella isleña que, a pesar de haber abandonado este territorio, perdura con el paso de los años.
No obstante, tiene presente que Canarias debe seguir siendo el punto en el que debe apoyarse el pueblo saharaui. "Es nuestra salida hacia Occidente, así que es muy importante mantener las relaciones", expresa Hamudi.
Una relación y afecto que se palpa en las calles de Dajla. Los transeúntes saludan y se sacan fotografías con el equipo representante de las Islas, la UD Tuineje, algo que los propios jugadores del equipo majorero no se esperaban a su llegada a esta región africana. "En mi vida me habían tratado así", exclama Juan Martín 'Purito'.
El mismo cariño que les demostraron hasta el último momento, a pesar de que se enfrentaban al equipo local en la final del torneo. Y es que el Pabellón de la Paz animó por partes iguales a ambos contendientes: "Vamos España", se escuchaba desde la ferviente grada.
Conquista majorera
Dicha final se disputó a cara de perro sobre el parqué. Anteriormente, se celebró el partido de consolación, en el que la selección de Senegal venció al equipo mauritano de Noadibu por 5-3. Los de
Dakar confirmaron que ante los canarios habían disputado una final anticipada por el buen juego desplegado sobre la cancha.
En lo que se refiere a la lucha por el título, la UD salió victoriosa ante el Juventud Ausserd tras endosarle un serio correctivo de 5-2 gracias a los goles de Miguelito, Iván Andújar y un hat-trick de Rai, a la postre MVP y pichichi del campeonato. El despliegue del majorero en la pista sahariana fue espléndido e incluso dejó un tanto de muchos quilates cuando certificó la victoria del Tuineje al marcar el quinto gol. Fue después de controlar un pase largo de Juan Martín Purito con el pecho y en el momento en el que caía el balón soltó un zarpazo que ni la mejor de las cabras de Fuerteventura. El júbilo en el Pabellón de la Paz fue tremendo.
El torneo se clausuró con la entrega de premios y con el ambiente de hermandad entre los equipos del continente africano junto al canario. Una conexión que honró la humanidad de Brahim Hmedia y que mira al futuro.
