© Image LaVanguardia.com Sola en Marrakech. El sondeo de
Trip.com señala el acoso como uno de los principales riesgos que sufren las
turistas en el reino marroquí
Duro
golpe para la recuperación del turismo en Marruecos, que en los últimos
meses daba señales de cierta mejoría. La prestigiosa web de viajesTrip.com ha
elaborado una lista de los países más peligrosos del mundo para que una mujer
los visite en solitario y Marruecos se encuentra en segundo lugar, sólo por
debajo de Egipto. A esto se le suman las frecuentes quejas sobre el estado
lamentable de las playas públicas del país, especialmente en la costa
mediterránea.
La
revista Forbes se ha hecho eco de los resultados del sondeo de Trip.com entre
los viajeros. La conclusión de algunos medios locales, como ActuMaroc, es que
“sólo las masoquistas o inconscientes querrán realizar un viaje a Marruecos”.
El problema ha conmocionado las redes sociales. Mientras unos pocos consideran
que se trata de “una nueva campaña contra el buen nombre del país”, la mayoría
confirma que el desolador panorama es real y exigen mayor contundencia a las
autoridades.
La
lista de peligros a los que puede verse sometida una mujer que viaja sola por
Marruecos abarca el acoso sexual, el comportamiento poco civilizado, la
agresividad, el robo con fuerza, los intentos de violación en grupo o los
insultos en la lengua del país.
La
página web del Departamento de Estado de EE.UU., uno de los principales
emisores de turistas, considera que la criminalidad es un problema serio,
aunque en esta valoración influye la posibilidad de que sus nacionales sean
objeto de un atentado político. “Los criminales suelen utilizar armas blancas
para sus robos y delitos, que se pueden producir en cualquier momento del día o
de la noche, en zonas aisladas y en las más frecuentadas por turistas”, asegura
el portal.
Con
todo, la posibilidad de que una mujer sufra un robo es menor que de ser víctima
de acoso sexual. Aunque es raro que un marroquí intente tocar a las turistas,
mucho más frecuente es el acoso verbal. Forbes recomienda ignorar al acosador
y, en caso de que el acercamiento continúe, acudir a la policía.
A
la violencia contra la mujer se une el lamentable estado de suciedad de algunas
playas
“Este
tipo de acoso está a la orden del día”, comenta la sevillana Olga Rubio,
acostumbrada a viajar sola. Aún recuerda un viaje realizado a Tánger con su
padre. “El primer día que me interné en solitario por la Medina no sé cómo
conseguí salir. Tenía a una decena de hombres que me seguían y me hacían
proposiciones. Tuve que correr y de milagro me encontré en una plaza donde
logré refugiarme en una tienda”, dice.
El
vestir es fundamental. Aunque en Marruecos se puede encontrar una enorme
variedad de vestimentas, se aconseja la modestia. Las minifaldas y los
pantalones cortos están absolutamente desaconsejados. “Cuanta menos ropa se
lleve, más se atrae la atención indeseable”, señala un funcionario del
Ministerio de Turismo. A pesar de los malos sondeos, “esto no quiere decir que
las viajeras solas no puedan visitar Marruecos. Sólo se debe ser prudente y
tomarse en serio las recomendaciones”.
La
suciedad de las playas es otro de los problemas que contribuyen a ahuyentar a
los posibles turistas. Aunque los informes oficiales señalan que la calidad de
las aguas en los 500 km de costa mediterránea “responden a las normas
internacionales”, la realidad es que en las playas de Mdiq, próxima a Tetuán, o
Fnideq, cercana a Ceuta, lo más habitual es encontrar playas repletas de
excrementos, bolsas de plástico, botellas, basuras, restos de neumáticos y de
vestidos.
El
contraste es mucho más llamativo si se comparan las playas públicas con las de
los hoteles de lujo. En Mdiq, por ejemplo, la arena pública es un auténtico
vertedero mientras las zonas de los hoteles Sofitel o Kabila son limpiadas
centímetro a centímetro.
Los
habitantes de la zona, preguntados por el digital Médias24, aseguran que los
dirigentes municipales sólo se preocupan de esto cuando el rey Mohamed VI llega
a veranear. “Esta imagen de dejación total es catastrófica para el turismo
nacional e internacional. No había asistido nunca a tal indiferencia en los
últimos cuarenta años”, protesta uno de ellos.