Por: Pastor E. Durán Espino
El pasado 18 de febrero un grupo de panameños reunidos en la iglesia Cristo Servidor, de la barriada El Crisol, corregimiento José Domingo Espinal, distrito de San Miguelito, en la ciudad de Panamá, tras un conversatorio, decidieron crear la Asociación Panameña de Solidaridad con la Lucha del Pueblo Saharahui.
Allí se conoció la ubicación geográfica del pueblo saharaui, y con la observación de un documental, se conocieron aspectos relevantes de ese pueblo conformado como República Árabe Saharaui Democrática (RASD), un 27 de febrero de 1976.
Fue la última colonia del continente africano bajo la sujeción de España; la única que, además de su idioma natural, el árabe, tiene al español como segunda lengua, lo que crea un vínculo especial con los países de habla hispana como Panamá.
La RASD como todos los pueblos, viene luchando históricamente por constituirse en un país libre, soberano e independiente en el consorcio de la comunidad internacional. Su esfuerzo material por lograr sus objetivos responde a un espíritu inquebrantable de lucha y sacrificio de hombres, mujeres y jóvenes.
La solidaridad no es más que la adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros, es decir, es una adhesión vinculada a algún tiempo, lugar, modo, etc. Y en tiempos de crisis, ante determinadas circunstancias que están viviendo muchas personas, han surgido múltiples “iniciativas solidarias”, realizadas por personas que intentan hacer frente o al menos paliar algo de esas circunstancias negativas, y esto es lo que están haciendo estos panameños que aquel día conformaron la Asociación Panameña de Solidaridad con la Lucha del Pueblo Saharahui.
Al valorar lo que estas iniciativas suponen, hoy, para los cristianos, la Palabra de Dios nos invita a reflexionar acerca de la solidaridad cristiana, porque ésa es la solidaridad que nosotros debemos practicar. La solidaridad cristiana no consiste sólo en atender necesidades materiales, ni en hacer por hacer, aunque hagamos mucho, como Marta en el Evangelio, que se multiplicaba para dar abasto con el servicio.
La solidaridad cristiana tiene sus propias características. La solidaridad según la teología moral cristiana, favorece en muchos el deseo de contribuir a la acogida y a la promoción del prójimo necesitado de ayuda; no solo a los pobres materialmente hablando, sino también a los pobres de espíritu. Pero los cristianos amplían el contenido de esa necesidad de ayuda más allá de lo material: la solidaridad recuerda sobre todo la idea de la unidad activa en compartir las situaciones de los demás, en sentirse responsables de cuanto de penoso ocurre a los hermanos, en proyectar y realizar un socorro eficaz.
La RASD es reconocida como país independiente por la Comunidad de Naciones Africanas y por un gran número de países latinoamericanos, siendo Panamá el primero de la región y de otras partes del mundo. La RASD rica en recuersos naturales y sobre todo marinos, sufre la ocupación y explotación de Marruecos, que ejerce un apolitica de represión, de violación de derechos humanos y de incumplimiento de las medidas de las Naciones Unidas.
La Asociación Panameña de Solidaridad con la Lucha del Pueblo Saharahui, como parte del pueblo panameño, que ha luchado a lo largo de su historia por constituirse en país independiente y soberano, dijo entender los propósitos independentistas de la RASD. Esta asociación dijo que instará a la Organización de las Naciones Unidas a responder a la RASD en la organización y dirección del referéndum requerido por el pueblo saharaui para definir oficialmente su estatus como país libre e independiente.
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